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DES
?hl.ESDE LA 'EPiFANÍA.
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y
toda la tierra se di solverán en la presend a del Señor,
como la cera se derr-ite con el fuego. Los cielos por una
in fi nidad de prodigios anunciarán á los hombres que ya
ha
llegado el tiempo de su justicia ;
y
todos los pueblos ve·
r án entónces su gloria:
Annuntiaverunt cC1Jti justitiam ejus;
et viderunt omnes populi gloriam
ejus.
En aquel dia serán
con fundidos los que adoran á los ídolos,
y
se glorían de
la p ro reccion de la.s ·vanas figuras que fabricáro n :
lo
cual
en el sentido moral se entiende de todas esas personas
mundanas esdavas de . sus pas iones, tristes víct imas de la
ambician, idólat,ras del mundo:
Confundant ur .omnes
qui
adorant scttlptilia: et qui gtoriantur in simulacris suis.
An·
geles del Señor, exclama aquí el Profeta con un repentino
e1Ttusiasmo: .Angeles del
S~ñor
, adorad á este soberano
juez ~
AdorJIJ,&./)eum, omnes angeli ejus.
E ste es el versí–
culo por
do~a
Iglesia empieza hoy la misa; exhortan·
do al mismo tiempo á todos los justos
á
alegrarse ,
y
Já
dnr
tambien muestras de su alegría :
Audivit , et lcetnt a est
Sion , et exultav erunt
filice Judce.
En fin, David
fi n~
es–
te
salmo conv idando
á
todas las almas justas ·
r su
confianza, su alegría
y
su gloria en el Señor :
L tr:tamini
justi in Domino.
¡Qué pinturá mas viva y mas expresa del
juicio final que ésta! E ste es
el
verdadero sentido del sal–
mo
96,
del cual se sirve la Iglesia para el introito de la
misa. La epístola es del capítul.
3.
de
la
admirable que es–
cribió san Pablo á los fieles de Colorns por los
a~s
62
de
Jesucristo. La"ciudad de Colosos era.una de las 1frindpa·
les de la Frigia, vecina á Laodicea , que era la capital de
la·provincia. Muchos son de sentir que san Pablo no ba–
bia
predicado en Colosos; y parece que él mismo lo insinúa
en el capítulo
2.
cuando dice: Quiero que sepais mi soli–
citud p0r vosotros
y
por los que están en Laodicea , como
tambien por todos los
~ue
no me han visto eID .este cuerpo
mortal. Se cree que fueron corrvertidos
á
la?fe por
E
pá–
fras. El evangelio babia producido allí muchos frut os.
Los cristianos estaban muy llenos de caridad para con to–
dos los fieles,
y
la fe estaba muy triunfante. Los falsos
ª F'JStoles convertidos del judaísmo, qué el demonio ha
pro·
curado en todo tiempo levantar en la Jglesia p ara sembrar
la cizaña en medio del buen grano, que corrían todas las
iglesias de los
gentiles
convertidos
á
la
fe para
hacer
de