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Í>ESPUES DE PENTECOSTES.

S3

No hay estado en que sea uno

mas

esclavo que en el

es–

tado del pecado: ninguno en qu<l haya mas que padecer,

y

en que se

haya

de hacer uno mas violencia;

y

de to–

dos estos trabajos , de todas estas sujeciones , de todas es–

tas penas,

ique

fruto se saca; qué ventajas? Turbacio–

nes , temores , inquietudes en el espíritu , amargura , te–

dios mortales, tristeza en el corazon;

y

lo que es peor,

suplicios eternos despues de esta ,

vida.

Dios

te

promete

en su servicio una bienaventuranza eterna, una vida lle–

na de

dulzuras espirituales,

y

tambien una libertad acom–

pañada

de

una dulce paz: con todo que no te pide , co–

mo podía , todos los trabajos , toda la violencia , todos

los amargAs

~insabores

que se encuentran en el servicio

d-:..

mund<Í;

i

rehusarás

servir

a

Dios,

guardar

sus

man–

damientos, vivir se-gun las máximas del evangelio?

Hu-

-

mánum

dico:

me corro de proponeros estos motivos

na–

tu rales

e

inter'esados:

i

debe Dios ser amado .

y ·

servido

por otro motivo que por la honra.

y

el gusto de agra–

darle?

¿El

mismo Dios no es un motivo suficiente para

o~ligarnqs

a

amarle?

Propter

infirmitáter~

carnis vestrce;

pero condesciendo con vuestra flaqueza; solo que los

mi~

ramientos caritativos

y

de

compasion que tengo por vo–

sotros, deben llevaros

a

obrar po-r motivos mucho mas

perfectos:

Sicut enim

exhibufstis

membra vestra servlre

immunrHtice,

&

iniquitáti ad iniquitátem, ita nunc exhí–

bete membra vestra servlre

justítire

in

-sanctificationem:

as~

como hicisteis

servir

los miembros

de

vuestro cuer–

po

a

la impureza

y a

la injusticia para cometer el de–

lito, así

hacedlos

servir ahora

a

la justicia para ser san·

tos. Por el bautismo habeis sido hech0s templos de Dios;

iºº

debeis, pues, purificar ·este templo, que ha sido man–

chado con tantas

abominaciones

e

inmundicias?

La

gra–

cia del bautismo le

ha

blanqueado, es menester que Ja

penitencia

le

adorne. La impureza, la soberbia, la gula,

y

todos los otros vicios os habian hecho un objeto de

horror

a

los ojos

de

Dios; es

necesario,

pues, que

la

hu–

mi ldad, la pureza, el ayuno,

y

la

práctica

de

todas

las

virtudes cristianas os

hagan

un objeto de complacencia

él

-

SU')

ojos.

Qúem ergo fruct um habuístis tune

in

illis, in

qui.–

bus nunc erubéscitis?

Nam ji.nis

i~Jorum

mors

est:

estas

·palabras del ·santo apóstol bien medidas son capaces c\e

F2

ha-