DESPUES DE . PENTECOSTES.
77
hil mihi déerit:
el Señor se digna .cuidar de mí, nada me
faltará jamas en los dichosos pastos en que me ha colo–
cado:
In- loco páscu(J! ibi me
collocávit.
Seamos fieles
en
$ervirle ,.
y
constantes en seguirle, que el que mantiene
a
todas las aves del cielo
'I
no dexará morir de hambre
a
quien
le sirve. Aunque fuese preciso hacer los mayores
milagros, no dexará
que
jamas les falte nada
a
los que
le sirven. No es menester sino hacer reflexton sobre lo
que cuenta · nuestro evangelio. Una tropa de gente de cer•
ca de
quatro
mil
personas siguen al Salvador en el
de–
sierto; y ocupadas únicamente en el gusto de verle y
oir–
le,
se olvidan hasta del alimento, y no piensan en bus–
car de, comer ; pero este amable Salvador no se olvida de
el) s. El
s) lo
piensa en su subsistencia: 'me da compasion
es
a
multitud.' dice
a
sus discípulos' porque ha tres dias
que no me dexan , y no tienén que comer : si los envio
a
sus casas sin comer , desfallecerán en el camino , por–
que algunos han venido de léjos. Pesa, medita, considera
-todas estas palabras; no hay una que no manifieste aquel
fondo inagotable de bondad de. que su corazon está
lle–
no en favor de los
que
no
le
dexan. Ningun
apóstol
pien–
sa
en sus necesidades.; .tampoco piensan ellos mismos; pero
Jesucristo los -ama demasiado para no pensar en ellos.
Compadécese
y
lastímase
de
toda aquella muchedumbre,
ve sus necesidades, no
aguarqa
a
que se las representen,
sino que las previene
él
mismo. Piensa que tienen mucho
que andar: ·piensa
en
la fatiga
que
'les ocasionará el ca–
mino : piensa en · los accidentes que les podrian suceder;
y .
al
mismo tiempo
piensa
en
los medios
de
remediárse–
los.
i
Despues de esto debe haber
el
mas leve motivo de
desconfiar de su bondad, quando se tiene la dicha de es-·
tar en sl!l servicio
~
El cóoocimiento del
Señor
no
es
un
conncimfoqto seco
y
estéril; conoce sus necesidades
y
las
remedia. iEs menester
·hm~er
un.o
de los mas estupendos
milagros para satisfacer su
ternura~
Nada le cuesta el
hacerle. Con siete panes pequeños
y
algunos pececillos sa·
cia
a
aquella hambrie1Ha muehedu'mbre. ¡Buen Dios ,
y
cómo
cuidais de
los que
OS ·
siguen
L¡Que
liber.al·
sois
con
vuestros siervos!.
¡ .
l
l
r
-r
·, .
¡f
'
,1
u
.,
·
..
-..
.
' J J.
1
PUN-