DESPUES DE PENTECOSTES.
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nas que conserven basta la muerte la inocencia bauti smaH
i
Nuestra resurreccion está acaso exenta de la muerte, co–
rno lo estuvo la de Jesucristo?
Chrístus .resúrgens ex mór–
tuis jam non rnóritur.
El dia de hoy parece que el peca–
do previene, por decirlo así,
y
se anticipa en los niños
al uso de la razon. Sin duda que
a
los malos exemplos
que les dan los cr iados
y
los padres, deben los hijos es–
ta tan anticipada malicia. En otro tiempo parece babia
una edad privHegiada; pero el dia de hoy se puede de–
cir, que el pecado es de todas las edades. No se aguar–
da
a
que la razon se desenvuelva: las pasiones la pre–
vienen,
y
restablecen bien presto al demonio en todos
sus
antiguo~
derechos: veis aquí quál es el fruto de la ma–
la
ucacion
y
de los malos exemplosr Pero en esta ge–
neral corrupcion de costumbres, en _este triste naufragio
de la primera inocencia,
i
que remedio, qué
recurso~
La
penitencia es el único recurso, no tiene duda;
i
pero la
verdadera penitencia no es tan rara el dia de hoy , por
háblar con San Ambrosio, como la inocencia bautismaH
Sola la penitencia puede reparar los rasgos que ha bor–
rado el pecado;
i
pero de que edad es fruto; en qué edad
nace esta
penitencia~
Se muere
a
la gracia todos Jos dias,
y
freqüentemente muchas veces al dia , por un sin nú–
mero de recaidas. Se remite
a
la muerte la resurreccion
espiritual del alma.
i
Es esto
a
lo que nos exhorta el san–
to apóstol, quaodo dice:
Mórtuos peccáto, vivéntes Deo,
que muertos al pecado, vivamos siempre para
Dios~
i
En
quántas,
y
quántas pe rsonas el hombre viejo destruido
en el bautismo,. se halla lleno de vida
a
la hora de la muer- _
te~
¿Se vive para Dios en el mundo el dia de
hoy~
Se
vive para el pasatiempo, se vive para las pasiones, se vive
para el mundo; ¿pero hay muchos fieles que no vivan
sino para
Dios~
Y despues de esto nos espantarémos que
sea tan uorto el número de los escogidos.
·
El evangelio es del
capft~lo
8
de San Márco1.
In
illo témpore
:
Cum
turba
multa esset cum Jesu, nec ha–
bérent quod manducárent con–
vocáJis di.rciputú, ait iJlis: mi-
·
sé-
En
aquel ti empo : Estando con
Jesus una
gran multitud
de gen–
te,
y
no teniendo que comer, con–
vocando
a
sus discípulos,
les di-
x o