378
DOMINGO VEINTE QUATRO
'
deci rle : ¿es- posible que un edificio tan sobe rbio,
y
que
pasa por una de las maravillas
del
mundo ha de ·se r en–
teramente
destrui :i a~
i
Es posible que Dios ha de aban–
donar
y
reprobar este santo
templo~
La respuesta que les
dió . Jesucristo les acabó de consternar: admirar quan to
quisiéreis" les
dixo, lo rico
y
magnífico
de
este soberbio
edificio; todo lo que os he dicho sucederá dentro de poco
1
tiempo: todos estos grandes monumen tos serán destrui–
do s hasta los fun :iamentos sin que quede p iedra sobre
piedra. E '> tas palabras picáron la curiosiJad
a
sus ma .;;
fa–
miliares
di~cípulos.
Pedro, Diego, Juan
y
Andres se to–
máron la
libertad
de hacerle en part icula r estas tres pre–
guntas. Primera,
i
en que tiempo sucederian estas cala–
_midades? Segunda,
i
qua1es serian los
pr~-"' ""ios
i
como
los correos de estas
desdichas~
_ ....:rce ra ,
?,
qual sería la
señal de
su ú ltima ven ida
y
d
la consumacion
de
los
si·
glos? El Salvador se d ignó responder
a
estas pregun tas,
• p ero de un modo instructivo
y
misterioso al mismo tiem–
po: dióles bastante
a
entender que no estaba léjos el
tiem–
po en que habían de suceder
a
J erusalen las calamidades
·q_µe
había predicho;
y
quiso enseñarles quá les debian ser
las señales ,
y
los 'terribles fenómenos que habian de pre·
ceder
a
su
venida
y a
la consumacion de Jos sig os; pero
acompañó sus respuestas de saludables avisos, pues en–
señándolos quáles debían ser las señales de aquella gene–
ral desolacion , les enseffia qué es lo que deberán hacer
los que se hallen en aquellas críticas
y
terribles circuns–
tancias.- Despues de haberles advertido
a
ellos,
y
ea ellos
a
todos los fieles que .estén alerta contra los artificios de
· los im postores, que los habrá en
~ran
mimero en aqué–
llos últimos tiempos : despues de haberles dicho que las
otra~
señales de
aqueU.asúltimas calamidades serán las
guerras, el espír
itu de division, enfermedades contagio–
sas que despoblarán el universo, el
hambre
que hará pa–
decer ir.finiras personas., el trastorno de las estaciones, la
intemperie del
ay
re, los temblores de tierra; hace el Sal–
vador una pintura la mas
viva
de todo lo que debe ser–
vir de presagio
y
de aparató al
dia
de sus venganzas;
y
empieza por los en·orn:ies delitos,
y
por aquel torrente de
iniquidad que habrá inundado entónces toda la tierra.
Cum videritis abominatiOnem desolationis, quce dicta est
ª