1
-t
DOYflNGO TERCERO
gar que le cor responde. y no siendo
de
su fcado sino
nada ;
pa ra hu millarse
sería
m
ne:Her
que se pusier a
de–
bJ xo
de h
r; ada . Nuestra
hu :ni ldad
so lamen te es tal por
re!ac ion
a
nues tra soberbia. Queremos subir mas arriba
de lo que debemm, no podemos sufrir ver-nos
a
nivel con
los otros;
y
sin consultar ni
la
equidad, ni la raz'Jn ,
ni
aun el juicio, aspiramos siempre
a
salir de nuestra esfera,
imaginándonos
que
estarémos mejor en un estado mas al–
to. Se está con inqu ietud en el estado en que se ha nacido
miéntras se sabe cru e hay o t ro superior. Toda la vida es–
tamos haciendo esfuerzos
para
ascender: se anda, se tre–
pa,
se afana po r llegar adonde
se
ve que los otros han
lle–
gado ya; los puestos mas altos no son los. mas
~ "anquilos;
las tempestades
y
los uracanes reynan mas en las altm ....
Si
se encuentra en ellas a lguna cal ma , nunca se mira des–
de muy alto si n
que
no se nos vaya
Ja
cabeza
y
se nos
d esva nezca.
De aquí tan
freqü~ntes
caidas,
y
tan
tri~tes
1
revolucione ; lsas que en et mundo se llaman grandes pa-r
labras que significan poco.--Una tierra
que
se
ha
compra- .
do,
ciertos derechos de preeminencia que se han adq11iri–
<lo' unos títulos viejos
que
se han
hecho
pasar
a
una
fami–
l ia
nueva , una toga ,
un -
empleo
en
el
exército, una rica
h erencia
que
levanta
del
polvo en que se había nacido,
y
en que se vivia' un ingenio superior
e
industrioso' la
amistad de los grandes, el favor del monarca, todo esto
da
un nuevo lustre que lisonjea, que brilla, que deslum–
bra; pero despues de todo
i
que es todo esto sino, quaodo
mas, un barniz sobre un vaso de tierra?
i
Has nacido gran-
1
de
? No eres ménos hombre ,
y
por consiguiente eres
fla·
co' miserable' mortal'
y
toda tu grandeza yjene
a
pr.–
rar en un puñado de ceniza.
Has
podido nacer sobre el
trono;
pero
no hay monarca que no descienda de"
Ae
el
trono al sepulcro. La mas elevada superioridad.
1a
mas
ilustre nobleza no
le
eximen de las enfermedar'_cs
y
mi–
serias. Las pas-iones nunca son mas feroces ni mas impe–
riosas que en la prosperidad
y
en la abundancia. La en–
fermedad
y
la muerte jamas respetáron ,
ni
jamas respeta–
rán
a
los grandes. La. mas bien
esta~lecida
autoridad, el
poder mas vasto nunca estuviérr -" exentos de las adversi–
dades
y
de las humillaciones : Codo nos humilla ; hasta
.la
misma
t;~
anueza
no;,-~:..-ve
de
peso
y
no.s abruma. Y
~
fal-