1
DESPUES DE PENTECOSTES.
147
portante virtud , deben llevarnos
a
ser humildes. Ni ngu–
na virtud hay ni puede haber sin la humildad;
i
y
que
virtud
no
adquiere
y
practica
fácilm
nte
una alma hu–
milde~
La gracia, dice él apóstol
Santfago,
se da abun–
dantemente
a
los humildes (
Jac.
4. ).
F inis mod ..
stire ,
dice el Sabio,
timor Ddmini, dh.Jítice,
&
glór'ia,
&
vita
(Prov.
22ª ): Se
teme
a
Dios quando
hay
humildad : se
crece en méritos
y
en gloria ;
y
el edificio
de
la perfeccion
cri tiana sube m:uy
alto
quando tiene por
fund?.mento
una profunda humildad.
Húmiles spíritu salvábit
(Ps.35.):
La humildad cristiana
es
siempre una prenda de la sal–
vacion.
·i
A qu·en
miraré
con ojos
propicios~
dice
Dios
por su profeta.
i
En favor de quién abriré los tesoros de
m=
.~~:. :irkordias,
sino en favor de un corazon
humilde,
y
de un espíritu hu ni llado
~
Ad quem respíciam, nisi ad
paupérculum,
&
contritwn spíritu
(
lsat."66.)
~
Se _puede decir que la hum.ldad es quien desar_ma
el
Dios quand-o
está
enojado: que lar hümildad gana el co–
razon de Dios: que empeña , d igámo la a
í ,
a
Dios
a
ha–
cer los mas
estup~ndos
prodigios.
Quia r espéxit. humili–
tátem ancfllce t uce :
La santísima Vfrgen no atribuye la
gracia de haber sido ensalzada
a
la sublime dignidad de
madre de Dios ,
ni
a
su
dignidad ._
ni
a
su devocion ,
ni
a
tantas otras virtudes como poseía en un
perfecto
grad.o,
sino solo
a
su
humildad:
Quia respéxit humilitátem.
Sea–
mo,
humildes,
no
salgamos jamas
de
nuestra
nada;
y
aquel
Dios que de nada h"zo
todo este vasto
univer o, se servi–
rá
de nosotros para hacer prodigios
y·
maravillas.
P ned los ojos
en
los apóstoles, ponedlos en los mas
grandes
Santos,
y
h
Haréis que
todos fuéron
humildísi–
mo . ¡Que de prodigios no hizo San Francisco de Paula
con la p l b
y
con los gr ndes
!
Fué el prodigio de _su
siglo;
i
y hub
jamas hombre mas
humilde~
i
Quan o taq
grande
exemplos, tan grandes motivo'l, tantas razones,
toda
la
ma
inte
e antes, e ra rán nuestra
sob ..,rbia,
y
nos
harán
hallar gµ to en la humildad?
¡
Ah, Señor!
i
pue–
do
yo
veros humillado ha
ta
la
muen e
de cruz,
y
ver-
me hin ha
d -
orgullo,
y
no
ser humL ado
~
Demasiado
lo puedo
r
i
desgracia! mi sentimi ntos
y
mi conduc-
t a
pru
an ba
t
te lo que soy; pero todo lo espero de
vuestr mise ·'cordia. Vos qu reis que aprenda de vos
a
er
K
2
hLl-