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116

DOMINGO

NONO

por los zifeos que David estaba en su pais,

y

que pa–

ra cogerle preso no tenia que hacer otra cosa que venir

con tropas : viendo David la traicion de los zifeos ,

y

que en todas partes era perseguido, se ret iró · al pie de

la

peña

del desierto de Maon. Entró Saú en el desierto

con _todo su exército;

y

habiendo cogido to

os

los pasos,

cercó

a

David,

e

iba

ya

a

apoderarse de él , quando se

halló

con

un

expreso

que

le decía,

que

aprov f;!chánd~

e

los

filisteos de su ausencia, habían hecho una irr upcion en el

pais,

y

lo llevaban todo

a

fuego

y a

sangre. Esta tríste

n ueva le obligó

a

abandonar

a

David para ir

a

oponerse

a

los

fi l is teos~

David, reconociendo una proreccion singu-

, lar de la divina providencia en un recurso tan oco espe–

rado, compuso este salmo en accion de g rac

s

por

tan señalado beneficio.

La epístola de la misa de este dia hace mencion de

lo que San Pablo dice

a

los corintios , que todo lo que

les sucedía

a

los judíos era figur a_de las verdades evangé–

lica~

que hablan con nosotros. Hace San Pablo en este ca–

pítulo décimo un resúmen de las maravillas que hizo Dios

en favor de su pueblo,

y

refiere al mismo tiempo los ter–

ribles castigos con que el Salvador castigó el

im

ío

abu–

so que los judíos habían hecho de tantos

y

tan señalados

beneficios.

El designio del apó tol es advertir

a

los corintios,

que no abusen de los favo res que Dios les babia hecho;

y

para esto les propone el exemplo de los israeli tas , que no

habiendo hecho el uso que debian de los favores

~e

que

los babia c0lmado Dios en el desierto , pereciéron

toaos,

y

no lográron la dicha de ent rar en la tier ra de promi–

sion.

Para que no presumais de vosotros mismos, les di–

ce el apóstol,

y

para que contando tal vez demasiado

sobre las ventajas que os da la ley de gracia

no

desagra...

deis

a

Dios;

no qu iero que ignoreis que nuestros

padre~

pasáron todos el mar Roxo

a

pies enxutos : que tuviéron

una nube qu

~

por el dia les ponia

a

cubi t r to de los ar–

dores del sol, y po r la noche les alumbraba , y les servia

de guía : que queriendo Dios proveer

a

su su . sL tencia en

aquel vasto desjerto, hacia que todos los

·as les

lloviese

un

maná de un gusto de licioso capaz de hacerles

olvi

ar

enteramen te las cebollas de Egypto.

i

Que fuente de agua

vi-