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DOMINGO NONO
qur,e ad
pacem
tibi.
¡O si
a
lo rnénos en este dia
tuyo
hu- ~
bieses conocido las cosas que eran capaces de darte la
paz! Como si dixera el Salvador: ciudad infeliz
y
d.esven·
turada,
si
despues de tantas infiaelidades como
has
come·
_tido , pudieses ,
a
lo ménos , comprehender
que es
hoy
el
dia
en que
se
cumple
la profecía
que
se te h izo por
el
pro–
feta
Malaquías:
Decid d la hija ·de Sion : ve aquí d tu
Rey
que
_viene
d
ti lleno
de
mansedurnbre.
O segun alguno. in–
térpre res: ciudad infe1iz, ¿por que has cerrrado los ojos
a
la
luz tanto tiempo ha
?
jo
si
a lo
ménos
los
abrieras
en
este dia'? que
es
un
día
de
gracia
y
de
paz para
ti:
en
este
· dia en que la voz del pueblo te convida
a
reconocer
y
a
recibir
a
tu Salvador! Podrias en
tal
caso rrepentirte,
y
con
tu
penitencia
d~tener
las
calamidades qu "' te am ,..a·
zan,
y
que serán efecto de tu endurecimiento; pero estás cie·
ga,
y
quie res estarlo. Sábete , pues, ciudad desventurada,
que pues r ecibes tan mal la visita del que
solo
puede 'ha–
certe feliz, Dios te visitará bien pronto con todo el
fu~or
de
su
enojo,
y
no está léjos el tiempo
de tu destruccion.
An·
tes de muchos años te verás sitiada de tus enemigos ' los
quales harán una
ci rcunvalacion
al rededor de tus muros:
te cerrarán, te estrecharán,
te apretarán
por todos lados;
y
habiéndote forzado
a
rendirte ' pasarán
a
cuchillo
a
tus
habitadores , arrasarán tus muros ,
y
arruinarán de arriba
abaxo tus soberbios edificios: tu
-magnífico
templo será
destruido sin dexar en él piedra sobre piedra :
Et círcún–
dabunt te inimíci tui vallo
,
&
circúndabunt te
:
&
coan·
gustábunt te zíndique.
Y
todo
esto
vendrá sobre
ti
por
no haber querido _conocer el tiempo de la visita de tu Sal–
vador; este tiempo de bendiciones , anunciado por todos
los profetas,
y
deseado tan ardientemente por todos los
buenos:
Eo quód non cogndveris tempus vistiationis
·
tuit'•
. Ninguna
prediccion mas expresa, mas clara, ni mas –
circunstanciada: ninguna que se haya cumplido
mas
a
la
letra con todas sus circunstancias, en el último sitio de Je·
rusal en, cerca de gua renta años despues de la muerte del
Sal vador, quando Tito, hijo del emperador Vespasiaao,
a
la frente de mas de cien mil hombres, incitado mas por
una fuerza superior , como él
m ismo
<leda , que por un mo–
tivo de venganza
u
de dilatar el imperio,
fué
a
saiar ·aque·
lla capital en
el tiempo
de la solemnidad de la pascua,
quaP