DOMINGO OCTAVO
vio,
a
tiempo
que su enojo justamente ir ri tado
iba
a
ma–
nifestarse sobre todo el universo de la mane ra ma terri–
b le ): no permanece rá mas mi espíritu en el hombre; por–
que
es
carne,
y
no viye sino segun la carne:
Q uia caro est.
i
Tiene el Señor el dia d
0
hoy
ménos moti vo para hacer–
nos esta terrible
amenaza~
¿En que siglo tuvo Dios mas
motivo de dec(r, que la malicia de los. hombres era gran–
de sobr.e la tierra ,
y
que todos los pensamientos de su co–
razon estaban puestos en ma]
a
toda hora?
Q,uod
multa
malítia
hómim~m
esset in terra
,.
&
cuneta cogitátio cor–
dis inténta esset ad m,,-ilum
omni tél1'!pore.
i
En que siglo
se ha podido decir con mas verdad , que toda carne babia
ensuciado sus caminos sobre la tierra
~
Ornn 's caro cor–
rúperat
v ia1n suarn
super
terram;
es decir, que el
.s–
pírit u de la carne, esparcidQ e.n casi todos los hombres,
babia inundado la tierra con .todo género de pecados.
i
Que
edad, qué cond icion, qué estado hay e!l' que el amor del
deleyte, la codicia, la ambicion, el luxo
y
la disolucion
no
reynen
con
imperio~
El
espíritu del mundo reyna ca i
en todo. En todas partes
triunf~
la iniquidad. Mas fre–
qüente es en
el
mundo
el
avergonzarse de parecer cristia–
nos, que el avergonzarse en las concurrencias de ser peca–
dores. Un libertino , una muger muncjana hacen gala de
ser poco conteniqos, de tener poca religion, de dudar d
las verdades mas esenciales , de no tener ya ni remordi–
m.ien tos ni escrúpulos.
El
vici0
parece haber saltado todas
Iás barreras:
se
<liria que es un torrenté, que ha forzado
y
arruinado todos los diques de la religion , de la educa–
cion
y
aun del juicio. La soledad, el desie rto,
y
hasta el
lugar santo,
e~te
asilo sagrado de la piedad cri tiana,
ex–
perimentan algo de la inundacion :
Omnis quippe caro cor–
rúperat
viarn
suam.
¿Que cosa
sirv~
el día de hoy de
retiro
u
de muralla
a
la ingenuidad"
a
la buena fe,
a
la
modestia~
Una sola familia se halló exenta de aquella uni–
versal iniquiJad ;
y
así sola ella se salvó
fi
lizmente del
diluvio.
i
No es esto una figura bien expresa de la corrup ·
cion tan general de nuestro siglo.
y
del corto número
de )os escogidos?
i
y
es figura méno vis ible de la j ust.:.
indignacion del Señor ,
y
de los terribles azotes de su justo
enojo, que experimentamos en nuestros dias
~
b l