DESPUES DE PENTECOSTES.
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nos hace en pocas palabras el retrato de un hombre espi–
ritual, qual debe ser todo verdadero fiel . El
eva~gelio
nos
enseña el buen uso que debemos hacer para
el
cielo de los
bienes terrenos;
y
con el exemplo de un m1yordomo in–
fiel, pero indust rioso
y
advertido, quiere el Salvador hacer–
nos comprehender con ·qué .piadosa industria debemos no o–
tros
hacer servir
a
nuestra sal vacion los falsos bienes de es te
mundo, cuyo economato
o
administracion tenemos, por
d~cirlo
así,
y
con los
qu~les
no obstan te
podem~s
hacer–
nos amigos
y
_prot~c tores
poderosos en la otra vida. E sta
prudente indust ria , este buen espírüu, juntamen te con un
corazon práctico, es lo que pedimos
a
Dios en la ora–
cion de la misa de este dia, la qual debe ser una oracion
-.
~idian ·
para todos los fieles.
S uscépimus
,
D eus
,
misericórdiam tuam in médio templi
tui:
Nos acordamos , Señor, de todos los beneficios de que
habeis colmado
a
vuestros siervos : hemos recibido vues–
tra misericordia en medio de vuestro templo,
o
en medio
de vuestro pueblo como traducen los Setenta, San Crisós–
tomo
~
Teodorern
y
San Agus t ín. ¡Que de maravül as no
babeis obrado, Dios mio, en nut;stro favor! ¡Que cuidado,
qué bondad,_ qué providencia paternal con nosotros! iPodré·
rnos, Señor, olvidarnos jamas de un Dios tan benéfico,
u
de–
xar de confiar en un Salvador, en un Padre como vos?
Ser
czíndz~m
nomen tuum , Deus, ita
&
laus tua in fines t erree:
vuestra gloria, Dios mio, se ha extendido hasta las extre–
midades de la tierra: se os alaba de una manera propor–
cionada
a
la grandeza de vuestro nombre; pero lo que se
ensalza sqbre todo, es ese
brazq
justiciero que está arma–
do para nuestra defensa:
Justítit¡t plena est. déxtera tua.
·se
ve claramente que
este
salmo quarenta
y
siete, que en
el sentido literal se puede entender de la proteccion de Oio-s
sobre-Jerusalen
y
sobre el pueblo judáico, en el sentido
fi–
gurado no debe entenderse sino de la proteccion particu- 1
lar de Dios sobre Ja Iglesia. Solo en
el
cristianismo pue–
de decirse que la gloria de Dios se ha di latado
has~a
las
extremidJdes de la tierra,
y
que el Señor es alabado en
todo.~
los
pueblos de una mq.nera proporcionada
a
la
grandeza de su santo nombre. Antes de Jesucristo era co–
nocido Dios en la Judea:
Notus in Judcea EJeus:,
solo des–
pues de
este
divino
Salvador,
el conocimiento
del
verda-
.
Tom. 17.
G
.
de-