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DESPUES DE PENTECOSTES.

93

se.

itnagina que la rusticidad es

natural

a

la

devocion'

so–

lo porque

se halla

algunas

veces en

los que hacen

pr_ofe~ion

de devotos. La desco rtesía

y

falta de crianza es un defec–

to que la verdadera devocion condena : la <;Ievocion no

afecta un ayre de política; pero no rehusa , ni olvida

nin–

guno

de aquellos cumplidos

y

servicios

que

pjde la urba–

nUaJ

y

L1

buena cria nza. Animada del espíritu de Jesu–

cristo, tiene horror al espíritu

del

mundo: hace una

guer–

ra

irreconciliable al

amor

propio, siendo

su

exercicio or–

dioario mortificar sus s ntidos

y

sus pasiones. La

volunt~d

de D ios es el gran móvil que la hace obrar. Jesucristo cni-..

cificado es el gran model o que

se

propone: el evangelio

es su ley: 'a vida de los Santos su escuela: la práctica de

t _

i

las

v rtudes

cristianas es

a

lo que se aplica ,

y

en lo

que

escudia.

El

pensamiento

de

la,.muerte la consuela: el

de la eternidad la ocupa ; el cielo es el único objeto de

sus deseos

y

de sus votos.

U

na devocion estudiada

~

arti–

ficial camina,

por,

lo comun,

por

sendas solitarias

y

e~traordinarias. La ve rdadera devocion no sale jamas de s1:1

estado. ;La

humildad,

la

modestia.,

la

mansedumbre,

una

mortifi~acion

cont inua., una caridad sin lími tes ,

un

deseo

pu ro

de

agradar

a

Dips ,

una

puntualidad

suma

en

cumplir

con

sus obligaciones ,

una

fe

generosa

y

universal , una

con–

fianza

en

Díos

sin reserva , una perseverancia inalterable

y

superior

a

todos los acontecimientos; estos son los

ra~gos mas vivos,

y

las facciones mas naturales de la verda–

dera devocion: considera

si

la tuya es de este carácter.

.

'

PUNTO SEGUNDO.

Considera que para

agradar

a

Dios es

n ecesari~

querer

las cosas en el mismo estado

y

órden que Dios las quiere:

la voluntaq de Dios debe ser la regla de la nuestra así,

como es el principio

y

orígEn de todo bien. De aquí

nace

que

el hombre justo no arreglará jamas su condicion por su de–

vocion, sino siempre su devocion por la

cond ~cion

a

que

Dios le llama;

y

la hará consistir principalmente en cum–

plir per fectamente con todas las

ob l i ga~\o o es

de su -esta–

do. Ménos ostentacion de virtud, ménos reforma en el ex–

terior , ménos gemir sobre la relaxacion de los otros ; pe–

ro

mas caridad , mas desinteres , mas buena fe , mas mor-

-

-

ti-