,
D01\1lNGO SEPTIMO
sed qui facit voluntatem
Patris
voluntad de mi Padre, que es–
mei, qui in crelir est,
ipie
in-
tá
en los cielos, ese es el que
trdbit
in
regnum cw!Orum.
entrará en el r yno de los cielos.
MEDITACION
De
la
verdadera de-uocion.
PUNTO
PRIMERO.
Considera que
el dia de
hoy no se
destempla
tanto com<>
vemos el libertinage contra
la
devocion, sino porque
no
la conoce:
sino
porque la confunde con aquell "' hipocresía
exterior que hace un gran
d~ffio
a
la verdadera devo
Jvn.
Ha
y
falsos devotos que se ponen_la mascarilla de
la
ver–
dadera devocion ; pero esta mascarilla no engaña mucho
tiempo: por poco que se les mire de cerca, se conoce
y
descubre el engaño. Los lobos cubiertos con la piel de
oveja no tienen de oveja sino Ja piel ;
y
baxo esta piel des–
cubren siempre
y
muestran su humor feroz
y
carnicero.
Su
voz , su comida , su modo de andar , todo les hace trai·
cion
y
dice ,lo que son. Los cardos jamas
llevarán
higos :
el
fruto jamas dexa de decir de qué naturaleza es el
~rbol:
los
espinos jamas dexan sus puntas,
y
por mas verdes
que
estén sus hoj as , es insoportable
Ja
aspereza
de
su fruto.
Por mas que la falsa devocion quiera contrahacer
e
imitar
a
la verdadera , sus frutos son demasiado contrarios P"ra
que se tome la una por la otra desde el punto que se
obser~
va de cerca su color ,
y
se hace la prueba de ellos por
el
gusto. Nada es mas amable, nada masdulce, nada mas respe·
table
que la verdadera devocion.
Su
ayre no es, ni austero,
ni chocante: no consiste en unos excesos de zero desmedido;
aborrece
la
ostentaciori
y
el
faus~o:
es humilde, modesta,
afa·
ble, honesta., sencilla,
sin
afectacion,
.sin
melindre
y
sin
doblez. Enemiga de todo disfraz,
gana
d
entendimiento
por
su
rectitud,
y
la
voluntad
por
su mansedumbre.
Ma–
gestuosa
en
su sencillez; quanto es mas humildt!,
tanto
mas se hace respetar: su
mét ico
no depende del capri-
. cho,
u
de
las
ridículas id.eas de los hombres;
la
sólida
vi rtud
es su principio: la
gracia
es su alma;
y
solb·
a
D ios
tiene por
objeto, por motivo
y
por fin.
Y
erra quien
se