QUARTO LÚNES
aún
hoy
el carácter de a -.:¡uellos
cristian~s
laxos
é
ingratos,
que
de 11 pues
de
haber
sido devoto8,
vienen
á
hacerse
im–
píos
y
libertinos.
¡
Qual será la suerte de estos infdíces!
La oracion de la misa de este dia es la siguiente.
P
n:esta, quauumus omnípotenr
Deur
,
ut obnrvatiónes 'sa–
cras ánnua devotione recolén–
tes,
8
córpore tib'i placeamus,
8
mente. Per Dóminum nos–
trum, 8c.
Concédenos, 'Dios omnipotente,
que observando religiosamente
cada año este sagrado tiempo de
quaresma , os agrademos por la
pureza de cuerpo y alma. Por
nuestro Señor, &c.
La epístola es del libro
3
de
101
Reyu, eap. 3.
In
diebur illis
:
Venérnnt duce
mutieres meretrícer ad regem
Salom8nem
,
stetéruntque co–
ram eo
,
quarum una ait
:
ób–
secro mi Dómine: ego
8
mú–
lzer hcec habitabámu; in do–
mo una,
8
péperi apud eam
in cubículo. Tértia autem die
postquam ego péperi
,
péperit
&
hcec,
8
erdmur simul, nul–
lurque álius nobiscum in do–
mo
,
excéptis nobis duábus.
Mórtuus est autem filiur mu–
lleris hujus nocte. Dórmiens
quippe oppréssit eum. Et con–
súrgenr intempistce noctis si–
/ntio·,
tulit filium meum de
átere meo anctttJ tuce dm·–
miéntis
,
8
collocavit in sinu
su.o
:
suum autem filium
,
qui
erat mórtuur
,
pósuit in sinu
meo. Cumque surrexíssem ma–
m! ut darem lac filio meo, ap–
páruit mórtuus
;
quem diti–
géntius intuens clara luce, de–
prehéndi non esse meum quem
genúeram. Respónditque álte–
ra múlier
:
non est ita ut di–
ris
1
sed fiiius tuu¡ mórtuus 'est,
meus
En aquellos dias: Viniéron dos
malas mugeres al rey Saloman,
y se presentáron ante él, y di–
xo upa de ellas : favorl!cedme
Señor mio : yo , y esta muger
habitamos en una casa; y yo pa–
rí
en el quarto donde estaba ella
tambien. Al tercer
dia
de haber
yo parido , parió ella tambien,
y
estábamos juntas, y no había
nadie en la casa sino nosotras
_dos. El hijo de esta muger se
murió de noche , porque estan- .
do dormida le sofocó.
Y
levan–
tándose
á
deshoras de la noche
con
se~reto
, me quitó
mi hijo
del regazo de
tu
sierva, que dor–
mía, y le puso en el suyo: y
su hijo , que estaba muerro , le
puso en mi regazo.
Y
habiéndo–
me levantado por la mañana
á
dar leche á mi hijo, Je en1...ontré
muerto; pero mirándole con aren–
cion
á
la luz clara, hallé que no
era el mio, el
que
yo babia pa–
rido.
Y
respondió la otra mu–
ger: no es como
tú
dices ; sino
que tu hiJO se murió , y el mio
vi
ve. Por
el contrario , d
cia
la
otra: