,
QUARTO
LÚN~-E s
gfota
&
sex annis
_
cedificarum
e.rttemplum hoc ,
8
tu in tri–
bu.r diébu.r excitabi.r illud
~
lile
autem dicébat de t emplo cór–
p ori.r
i ui. Citm ergo
res.ur–
rex i.rset d mórtuis
,
recordáti
sunt discípuli ejus
,
quia hoc
dicébat,
8
credidérunt Scrip–
t úrce
,
8
sermóni quem di x it
Jesu.r. Cum autem esset J ero–
sólymis in pa.rcha in die fes–
ta,
multi credidérunt in nómi–
rie
ejus
,
vidéntes signa ejur,
quce
f aá ébat. lpse aut em J e–
sur n'on
credébat semetipswn
eis
,
eo
!fUOd
ipse nosset
om–
nés,
8
quia opus ei non erat
ut quis test imónium p erhibé–
r et de hómine
;
ipse
enim
sc1é–
bat quid
essel
•
in
hómin~.
restauraré. Di xéron
los
judíos:
quaren:ta
y
seis años ( se ta rdó )
en edificar
e$te
t emplo,
¿
y
tú
le re taurarás en tres
días~
Pe–
ro él habl ba del templo de su
cuerpo Ha biendo, pues, resucita–
do de enrre
los
muertos, se acor·–
dáron sus discípulos de que
lo
babia dicho,
y
creyéron
á
la
Escritura, y
á
la pala
bra que di–xo Jesus. Estando en JerusaJ.en
por la pascua , en
el
dia de
lasolemnidad, creyéron muchos en
su nombre , viendo los prodigios
que·hacia. Pc:ro J esus no se fia·
ba de
ellos,
porque él Jos co·
nocia
á
todos. Y porq ue no tenia
necesidad de
que
ninguno d iese
testimonio de otro hombre; por–
que éi sabia
lo
que en cada
hóm
4
bre
se
oc4ltaba.
MEDITACION
De las irreverencias en las iglesias. ·
P U N T O P R 1 M E R O.
· Considera que quizá no
hay
cosa que irrite Qlas al Se–
ñor,
y
que trayga mas infaliblemente Jos tristes efectos
de
su just.a indignacion, que las irreverencias que seco–
meten todos los d ías en Lts iglesias:
no hay una de
es–
tas
irreverencias qne no sea
un
manifiesto atentado con–
t ra nues tro Dios: ninguna que no sea una impied ad, n in–
guna que no sea
un
escándalo.
i
Se rá siempre necesario
recur ri r
á
las supersticiosas religiones de 1os paganos
pa–
ra inspirarnos el debido respeto
á
n·uestros santos tem–
plos~
Vergiienza
es
que
los cristianos t engan necesidad
del
exemplo de los infieles- para aprender á ser ménos
i rreligiosos.
i
A
que
fin
representarnos continuamente
al
turco en su mezquita ,
ó
al
chino en
su
pa.gode para que
reconozcamos
la modestia con que debemos estar
en
d
lu-