Table of Contents Table of Contents
Previous Page  232 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 232 / 356 Next Page
Page Background

1

TERCER SABADO

-

t a el Salvador á esta pecadora · contrita ·! Muger,

i

donde

están los que te acusaban? la dice el Salvador. i,Ninguno

te

ha

condenado?

Nii:1guno,

Señor, respoadió esta peca–

dora; pues tampoco yo te cond enaré, añadió el Salvador:

vete en paz,

y

no

vuelvas mas

á

pecar.

i

Puede haber

mansedumbre mas

extremada ~

¿Y

despues

de

esto

debe–

rán contarse entre los constitutivos de nuestro zelo la

amargura

y

la dureza para con los

pecadores~

P U N T O S E G UN D O.

Cons~dera

como el exemp1o de Jesucrhto es una leccion

muy importante., que nos enseña que una virtud áspera,

adusta, melancólica; que un zelo dure

y

amargo; que una

ca ridad ágria

y

poco compasiva, son falsas virtudes. Sou

el amor propio, el humor, el genio que toman prestada la

mascarilla de una virtud puramente superficial;

y

así to–

das las personas que hacen profesion de piedad , de zelo,

de caridad,

y

que al mismo tiempo son inquietas, rencillo:.

sas, de mal humor, duras

y

adustas, están en un error muy

grosero si se imaginan que tienen un verdadero zelo

y

una

virtud. La primera leccion que nos da el Salvador desde el

instante que nos admite

á

su servicio, es que aprendamos

de él á tener mansedumbre

y

ser humildes:

Díscite

a

me,

quia mit is sum,

&

húmilis corde.

Se puede decir que esta

mansedumbre ha sobresalido en todos los Santos: la pa–

ciencia

y

la humildad, frutos necesarios de la santidad, son

inseparables de aquell a modestia

y

mansedumbre , que en

todos tiempos ha hecho la virtud tan am'able: carecer de

esta O?ansedumbre

y

de esta caridad compasiva, es no te–

ner virtud. ¡Que ilusion creer que es la pura caridad , que

es el amor de Dios

y

del próximo quien anima nuestro ze–

lo, quando este pretendido zelo se desata en invectivas, en

tér_minos ágrios

y

pican tes, en injurias, en calumnias! ¡Que

error imaginarnos que es el espíritu de Dios

y

el motivo de

la salvacion de las almas quien nos anima quando se quie–

re exterminar al pecador

!

A

la verdad ,

se

debe aborrecer

el

pe~ado,

no adular al pecado, no contef'Y'rmrizar con el

- pecado; pero

se

debe tener entrar

·

'!

para con el

pecador : es este un enfermo

r

rar; pero no

se ha de desear

matarJ() ,..

dulaciones