DE QUARESMA.
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qué las prácticas supersticiosas de vuestra falsa religion,
y
las ceremonias judáicas ,
au~que
santas , deben cesar pa–
ra dar lugar al solo verdadero culto. La verdad va
á
substi-'
tuirse
al
error"
y
la
luz
á
las sombras. Las observancias
exteriores del judaísmo van
á
coRvertirse en un culto in–
terior
y
espiritual, que no estará
ligado,
ni al lugar, ni
á
los templos: se podrá ad.orar
á
Dios en todas partes, con
tal
que .se
le
adore
en
espíritu
y
en
verdad: quiere
decir,
con
tal de que no se haga consistir todo el culto que se dé
á
Dios,
y
todo
el
espíritu de la religion en puras ceremonias ex–
teriores.; pues aunque son santas
y
aun necesarias ; pero el
mérito del culto se toma del espídtu
y
del
corazon con que
~e
tributa,
y
este culto no está ni ligado
á
un !ugar, ni
envuelto en
figuras: debe ser puro' afectuoso'
desinteresa~
do , religioso , sincero ;
y
como Dios es espíritu ,
pide un
{:Ulto :verdadero
y
espiritual.
Miéntras que el Salvador revelaba tan grandes miste–
J.:.ios
á
la Samaritana,
su
gracia adelantaba
mucho
en suco- ·
razon el milagro de su conversion: estaba embelesada
y
tambien movida
del
razonamiento
del
Salvador; pero to":"
davía rehusaba
rendirse
á
los convites
y
solicitaciones
de
la gracia,
y
no sabiendo qué responder, apela al Mesías,
quien
enseñará
por quál de
las
dos
naciones
está
la verdad,
y
dirá' lo que se debe hacer. Entónces el Salvador
vién~
dola
en una
tan
santa disposicion, lá dixo: .he
aquí
al Me- –
sías que esperais,
yo
soy
el-
que habta
contigo.
Apénas hubo
dicho
esto, qu ri ndo llegáron sus
discípu–
los,. los que se sorprehendiéron de verlo conversar con una
muger; pero no se atreviéron
á
preguntarle el asunto de
la conversacion.
No
bien
pubo el hijo de
Dios decl arado
for·
mal mente
á
la Samaritana quién era, quando infundiendo
la
fe
de
su
luz
en su·espíritu ,
y
triunfando
la gracia
üe
su ·
corazon, dexa aUí su
.cántaro~ corr~
á
la ciudad,
y
se,
pone
á
gritar en todas las
calles;
venid
á
ver
á
un hom–
hFe
qHe
me .ha dicho quanto he hecho : no puede ménos
de
ser Cristo , no
hay
duda que es el Mesías que esperamos,
él es el mismo• lo que me ha dicho me hace conocer _ lo
que
es: , dixo
,d.e-
él.t-.antas
cosas,
que dió
ganas
á
muchos
dé ir
á
ver
á
este
hombre -extraordinario.
Entretanto los
discípu.lds
que sabían que-su maestro estaba fatigado
y
des–
fallecido, le r.ogáron que comiera ·; pero les respondió, que
te-