DE QUARESMA.:
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7
~
.
IS)
la
plenit.udde. los dones
celestiales
que nos tiene prepara–
dos. Esta
muger ,
que reconoció en su
vestido
y
en su len–
guage
que el Señor
era judío , se
mostró
admirada
de
su·
peticiop.
¿
Como·, le tes
pondió , tú que eres judío ,
me
pides
de
beber?¿
No sabes que
no.hay
comunicacion al guna_entre
las dos naciones
?
No lo
ignoro , replicó el
hijo
de Dios,
pero
ttí
ignoras
quién es
el que
te
habla:
si
supieras
quien.
es
el
que
te
pide
ag~a
de
este
pozo, quizá
ya.
tú
le
hubie·.
ras rogado que te diera otra agua viva,
de la
que
él
mis–
mo
es
la
fuente.
Esta respuesta la sorprehendíó. Señor,
re–
:f>licó ella,
¿
que quieres decir con esto?
¿
qual es esa agua.
viva que
me
prometes·,
y
dónde está la fuente? Esta de
aquí
es
excelente,
y
no la
hay
tan buena en
todo
el
coa–
toroo.
i
Por
ventura
eres
tú
mas poderoso que ques tro pa-·
dre
J
acob, de quien
nosotros somos herederos?
El
foé
quien
hizo cavar este pozo para sus hijos
y
para sus ganados:
.sabemos quánto estimaba esta agua ,
y
que no bebia de
otras. Los
samaritanos
eran
extrangeros
á
la
raza
de
Is-.
rael, siendo un
pueblo
agregado
á
di versos paises, que
Salrnanasar trasplantó
á
la
Samaria.
Se
lisonjeaba, no.
obs–
tante, descender
de
Jacob;
pero.
los judíos los
miraban
co–
mo á gentiles,
que habian juntado las supersticiones
pa–
ganas con las ceremonias judías. Viendo Jesus que esta mu–
ger estaba ya dispuesta
á
es.cucharle , empezó con su dul–
zura
ordinaria
á
instruirla. El que bebiere
de
la agua de
este
pozo, respondió, solo
apagará
su sed por al gll n
tiem–
po; pero los que bebieren del agua que
yo
les daré, no
tendrán jamas
sed,
y
esta agua se hará en ellos un a fuen–
te
de
agua
viva,
que saltará hasta la vida ete rna. De este
modo el
Salvador,
siempre
admirable en la conve rsion
de
los
pecadores , se acomoda
al
espíritu
y
aun
á
las ideas
gro~cras
y
materiales
de
esta
muger.
La espera cerca del
pozo , donde sabia muy bien
qu~
iria
á
sacar agua: no
la pide
de_
beber sino para trabar conversacion con ella:
toma ocasion de lo que ella le
dice
para desenvolverle
poco á
poco
los
mas grandes misterios,
y
la
obli ga -in–
sensiblemente
á
que le pida se Jos t;!xplique , haciendo
nacer ·en ella
el
deseo de aprenderlos.
Señor ,
respondió la. Samaritana , confieso que el agua
de
que
me
hablas,
vale
mas, sin comparacion,
que
todas
las
nuestras: dame ., pues, de
ella .para
que no
tenga
ne- ·
ce-