120 -
TERCER DOMINGO
bido á Dios ,
i
que veneracion , qué culto no debemos
á
la madre de
Dios~
PUNTO SEGUNDO.
Con~idera
que
Ja
respuesta
de Jesucristo
á
estas
pala–
bras,
dichoso el vientre que te llevd,
nos insinúa
la
emi–
nente santidad de María, dándonos
á
entender, que esta
S~ñora
es todavía mas distinguida por la fidelidad con
que
cumplió todas las obligaciones
de
Ja religion, que
por
la prerogativa de madre de Dios.
Antes bien,
repli–
có
Jesus,
dichosos los que oyen la palabra de Dios
.Y
la
ponen en práctica :
y
esto nos enseña tambien , que el ver–
dadero modo de honrar dignamente
á
la santísima Vírgen
~ imita~
sus virtudes. El culto que la qarémos entónces
será sincero, siendo tan religioso: nuestra confianza
la
seri
demasiado agra<:iable para que sea vana. A la verdad , la
veneracion, la confianza, la devocion
á
la santísima
Vír–
gen naciéron con
la
Iglesia. Jamas se ha visto un verda–
dero fiel que no haya tenido un amor filial á esta ama–
ble madre de los .escogidos. Se puede decir, que así co–
mo
la
devocion
~
la santísima Vírgen crece con la fe,
así se
v,e
que e sta
fe,
de la qual
vive
el justo, no se de–
bilita
jamas,
sin
qu~
igualmente se debilite la devocion
á
la madre de
Dios. No se puede hallar buena- acogida
en
la madre, quando se vive en desgracia del hijo, y
no
se quiere salir de ella. Las grandezas y prerogativas de
la santísima Vírgen, su poder, su
1
valimiento, deben ha–
cer
el
asunto de nuestra confianza
y
de nuestro consue–
lo. ¡Que cosa tan dulce
y
de tanto consuelo como tener
,, por madre
á
la madre de Dios, y estar seguros que
es–
ta
Señora se c@mplace en ser nuestra madre! Se sabe que
solo Jesucristo redimió
al
mtlndo con el
pr~cio
de su san–
gre; pero no
se
puede ignorar, que la sangre que derra–
mó se forn:ió de la· misma substancia de María;
y
por
cgnsiguiente, que María suministró, ofreció, entregó por
nq~otros
la sangre
qu~
sirvió para nuestro rescate: en
es·
te
se..-fundaJ a \glesia · para atribuirla la qualidad de me–
di~n;era ~ !y
todos Jos.1 otros tít4los que Ja
da.
María toma
dt:masiada parte, tiene demasiado interes en nuestra
sal-
1
vac-ion
para que· mire á sangre
fria
nuestr~
perdicion. Sa-
be