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TERCER LÚNES
daria
libre de
mi lepra
~
Mostrando así
su indignacion,
ordena volverse á Siria. Entónces sus criados, que discur·
rian mas
á
sangre fria que él , le dixéron :
S~ñor,
si el
profeta os hubiera mandado alguna cosa dificultosísima,
debias sin embargo hacerla,
y
ciertamente la hubieras he-
. cho. iPues por qué no obedecerle, quando para curar de
vuestra lepra no os manda sino éste bafio
~
Naaman se
rindió
á
esta representacion. Baxa al Jordan, se lava
en
él
siete veces,
y
al
instante queda tan bien curado, que
no quedó sobre su carne señal alguna de lepra. La Es.:.
critura dice que su curacion fué tan perfecta, que su car–
ne se puso blanca , limpia , roja como la de un niño ; de
modo , que todos conociéron que no podia ser sino por
milagro. Los sentimientos de gozo , de admiracion
y
de
agradecimiento sucediéron bieA pronto á los sentimientos
· de indignacion. Vuelve Naaman
á
lá casa del hombre de
Dios ,
y
no bien lo babia visto desde léjos , quando ex–
clamó:
Sé ciertamente que no hay otr.o Dios en toda la
tierra que el que hay en Israel.
La epístola de la misa de
este dia
s~
acaba aquf con la confesion
y
conversion sin–
cera de este personage
paga~o.
Se sabe con qué instan–
cias rogó al profeta que aceptara los ricos presentes que
le daba. Pero el desinteres fué siempre la virtud comun
de todos los verdaderos siervos de Dios ,
y
con especia...
lidad de los hombres apostólicos. Eliseo rehusó porfiada·
mente todo lo que Naaman le instaba que aceptase;
y
así fué preciso ceder al perfecto desinteres del profeta;
pero ántes de retirarse, le dixo este ministro convertido: ·
Os c@nfuro me permitais llevar dos carga:r de tierra
de
este pais
,
pues de hoy en mas
n.o
ofrecerá ya vuestro sier–
vo ·holocáustos ni v,ictimas
á
los dioses extrangeros, ni sa–
crificará
á
otro que
al
Señor.
Naaman se imaginaba que
el culto del verdadero Dios estaba de tal modo aligado
al país de los hebreos, que no se le podian ofrecer sacri–
fü~ios
agradables en otra parte. Y como no se sentia con
bastante valor
y
resolucion para dexar su patria , sus bie–
nes
y
sus empleos , se ·figura que igualmente
podr~
ser–
vir
á
Dios en Siria, con tal que haga llevarse una por–
cion de tierra de Israel. Elíseo, animado y conducido por
el espíritli de Dios, admira
y
alaba su fe
y
su zelo,
y
le da
á
conocer que el culto del verdadero Dios no está
ali•