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TERCER LUNES
bastan.tes pruebas; porque, decidme: iQuantas viudas ha·
bia en Israel en tiempo de Elías?
y
sin embargo quando
el cielo estuvo cerrado tres años
y
medio, sin que cayese
sobre la tierra ni lluvia ni rocío, desolando la mas hor–
rible hambre todo
el
pais,
i
á quien envió Dios su pro-
. feta
~
i
Por ventura no
fué
á
una viuda ext rangera de
Sa–
re pta en el país de Sidon?
i
Quantos leprosos habia en Is–
rael en tiempo de Eliseo?
y
sin embargo est e hombre de
Dios no curó de una enfermedad tan incurable sino á Naa-
ma n gentil, valído del rey de Siria.
-
Todo este razonamiento del Salvador, que debia ser
escuchado como una advertencia saludable, fué muy mal
recibido en una sinagoga llena de gentes apasionadas: com–
prehendian demasiado que Jesucristo queria abandonar–
los,
y
dar parte
á
otros de los beneficios de que los juz–
gaba indignos;
y
que por el exemplo
de
Naaman les daba
á
entender qu_e tenia intencion de ir
á
ptedicar á los gen–
tiles con gran desprecio de la sinagoga ; lo qual les irritó
tan fuertemente contra
él,
que habiéndose levantado
tu–
multuariamente, se echan sobre él con violencia, lo sa-
- can
fuera de su ciudad , que estaba edificada sobre el de–
clive de un monte,
y
lo llevan hasta lo alto de una ro–
ca , resueltos
á
deshacerse de él precipitándolo desde allí.
T an furiosa es la ira
y
el ndio
cle
los parientes
y
paisa–
nos. Este género de execuciones populares estaban tole–
radas ;
y
con pretexto de zelo por la ley
se.
hacia morir
á
un hombre sin formalidad de justicia ; pero Jesucristo,
que queria dexarse llevar hasta lo alto del monte, no les
permitró executar su depravado designio: se-soltó sin tra–
bajo de
sus
manos;
y
sea que los hiciese como eiegos res–
pecto de
su
persona ,
ó
que · les quitase de una vez las
fuerzas
y
el movimiento, pasó tranquilamente por medio
de ellos,
y
se retiró libremente. Estos discípulos del de–
monio, dice
Sari
Ambrosio , son peores que su maestro.;
porque éste solamente quiso llevar
al
Salvador
á
que se -
precip'itara él
mismo,
y
éstos intentan precipitarlo ellos
mismos• .Unos hombres , que aplaudian no ha
un
momen-
to los discursos del Salvador , quieren darle la muer te
luego que les descubre la corrupcion· de su corazon.
Je- .
.sucristo éor.rió casi toda la Judea, predicó en bastantes -
ciudades, nunca perdonó al
vicio , en
todas .partes
repre-
'
·
'
hen-