NOVIEMBRE. DIA IV.
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lado que le .escribi6 se h(}llaba sin tener que hacer : respon"!"
diól e , que no acertaba
a
conc~ir
cómo·podia estar desocu–
pa<.\o el que tenia sobre sí el. cuidado de una diócesi. Acon–
sejando la residencia
a
un. <;ardenal, y excusándose éste con
la ceñida e,xtension de su
ob~spado,
le replicó el Santo , que
una sola alma lI}erecia la presencia de su obispo por eleva¡
dtJ que
fue~e
su dignidad..Para recogerse mejor alg_unos dias,
se
retifó el santo aq:ohi:sEo al monte Voral, donde hizo unos
exereidos , siendo su director el padre Adorno , jesuita;
que fué su confesor por muchos
añ.os,
y
le mereció 'Ja
ma~
estrecha confianza. Hízolos con: extraordit:1ario fervor , co–
mo quien presentia que le babia.o de servi.i: de preparacion
para la müerte. Sus oraciones , sus
pel'li~encias
y
sus ayu–
nos rindiéron las fuerzas del cuerpo. Cayó malo; pero disi–
muló la primera ca\eotura :
a
la
segund~
se deSClJbriÓ con
el padre Adorno , que moderó las o.raciones, mortificacio–
nes
y
vigilias. Continuando Ja calentura, se restituyó
a
Mí–
lan, donde se le redobló la fiebre. Avisáron los médicos al
padre Adorno que no babia que perder tiempo , y que era
preciso intimar al cardenal que se dispusiese para morir:
noticia que no sobresaltó
a
_En hombre que babia vivido
tan santamente,
y
acababa de lavar, por medio de una con–
fes ion general , las menores manchas
e~
la sangre del
cor~
dero. Pidió el santo viático , traxéronsele ; pero con qué
devocion le recibió
!
Quáles fuéron sus amorosos deliquios
a
vista del Dios de su salvacion, de aquel Dios que al con–
sumar el amor que nos tiene, quiere ser el Dios de las gra–
cias ántes de exercer el oficio de juez de los honbres
!
Des–
pues que recibió el pan celestial
se
le administró la ex··
t remauncion ; y porque siempre babia deseado morfr co–
mo penitente, le tendiéron sobre un cilido cubierto de
ce~
niza bendita.
En
este aparato de penitencia entró en
una
apacible agonía, que duró algunas hQras,
y
despues
fué
a
recibir en el cielo el premio de sus trabajos
a
los 47
años de su edad , en que babia entrado un mes ántes, sá–
bado 3 de noviembre de
1584.
Publi.cada en Milan la no–
t icia de su muerte, cada uno creyó bager perdido
á
su pa–
dre en el padre .comun de todos • juzgando que aun debía
el Señor estar muy irritado contra aquel pueblo, ·pues le
privaba de un obispo tan santo en lo mejor de su
edad ~
Hiciétonsele magníficos funerales, celebi:ando la misa
del
en-