Table of Contents Table of Contents
Previous Page  173 / 550 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 173 / 550 Next Page
Page Background

NOVIEMBRE.

DIA X.

143

ros hiciéron varias preguntas al solitario, que

~espondió

a

todas con mucho agrado

y

candor. Ot:!spues le rog0 uno de

los cazadores que contase alguna maravilla

del

Señor, para

que éste fuese alabaJo

y

glorificado ,

y

él

refirió

la

historia

siguiente:

Una

partida de cazadores de Eubia

que

todos los años

venian

a

esta isla

a

caza de ciervos ' arribó

a

ella ;

y

uno

de

ellos., hombre bueno,

y

que cuidaba de la salvacion

de

su alma , me refirió una maravílla ·digna de la mag–

nificencia del Señor ,

que

obra quandq es su voluntad pro–

digios superiores

a

todo lo que podemos concebir. Di xo,

pues ,

que habiendo entrado ácia

el

anochecer en la iglesia

de nuestra señora para hacer oracion, al salir de ella repa–

ró un

poco de agua

en

un hoyo,

y

que en

e 'la

estaban re–

mojando unas lentejas, cuyo rústico alimento le hizo creer,

que sin duda habitaba algun solitario en aquel desierto.

~oncluido

lo

que

tenia

que

hacer con sus compañeros,

volvió en diligencia movido del deseo de conocer el án–

gel humano que habitaba aquella re ti rada soledad '

y

con

efecto reconoció una sombra

ácia

el lado del altar;

y

co·

mo se levantase para acercarse

a

ella oyó una voz que le

dixo:

Detente hombre, y no pases adelante: soy una mu.–

¡jer, estoy desnuda, y no puedo ser v ista en este estado.

Al oir esto,

le

ocupó tal terror , que se le erizáron los

cabellos,

y

casi perdió del todo el conocimiento ; pero

volviendo finalmente en sí,

y

recobrado el ánimo, pre–

guntó

a

la criatura

que

babia formado aquella voz, quién

era,

y

cómo se hallaba en aquel desierto;

a

que le res–

pondió :

Arrójame acá tu capa

,

y en cubriéndome

,

sabrás

Jo que Dios quiere que sepas.

Arrojóla su capa el caza–

dor '

y

se

salió de·

la

íglesia para darla mas lugar

a

re ...

cogerla

y a

cubrirse. Volvió

a

entrar en ella ,

y

vió

·él

una persona que estaba en pie, los cabellos todos blan–

cos' la piel denegrida

a

los ardores del sol , cubriendo

unos descarnados huesos , en

fin ., un

animado esqueleto.

Sobresalcado con la vista de aquel objeto , mucho mas

que

le babia atemorizado su voz , se est remec!a de hor–

ror arrenpentido

ya

de su curiosidad ; pero alentado .

al–

gun tanto, rog·ó

a

la que le parecia ser una sombra,

que

le echase su bendicion: ella entónces volvió el ro ' tro ácia

el

oriente,

y

para

desengañarle de que la que le

habla-

ba