Table of Contents Table of Contents
Previous Page  169 / 550 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 169 / 550 Next Page
Page Background

NOVIEMBRE. DIA IX.

brá en el mundo padre

~1g.uno

·ta.n .poco zeloso de su au–

toridad que to1erase

a

un hijo suyo estar en su presen–

cia como lo ve

el

sangre fria estar en presencia de Jesu–

Christo? Habrá algun amo que sufra

a

un criado suyo lo

que sufre Christo

a

la irldevocion de los fieles ? La pre•

senda de un ídolo inspiraba en los gentiles una circuns–

peccion

y

un respeto que . llegaba

a

ser supersticion: vol–

ver la cabeza ligeramente , · gargagear con estruendo ir–

ritaba al sacrificador,

y

encendia la cól era del príncipe.

La menor postura no tan decente ; una risa que se esca–

pase con un primer movimiento , una palabra no necesa–

ria

y

dicha por ligereza se reputaba por delito. A nin–

guno le era lícito sentarse : todo movía

a

respeto, todo

a

dar buen exemplo. Vergüenza es (·no lo niego) repetir

estós hechos, y traer tantas veces estos exemplos a la me–

moria de los christianos ; pero valga la verdad : cómo es

posible dexar de recurrir

a

ellos viendo todos los dias tan–

ta irreligion

y

tanto escándalo en nuestras iglesias? Creemos

que nuestros templos sori

el

santuario de Ja divinidad: con–

sideramos .

nu~stros

altares como el trono de Dios vivo:

no se trata de sacrificar en ellos algunos animales: tam–

poco se duda que el sacrificio

a

que se asiste es el mas

santo ., el mas sagrado,

y

el mas tremendo acto de nues–

tra religion ;

y

en medio de esta fe se dice la misa sin

devocioh , sin modestia y sin respeto

!

Se asiste al sacri–

fi

i~

de la misa con indecencia, casi sin religion, sin re–

ver.encia

!

Y despues nos admiramos · de vernos afligidos

eón

tantas calamidades

!

Nos admiramos de que abando–

ne ;Dios reynos enteros al · error y a la irreligion

!

Nos ad–

miramos de que no sean oídas nuestras oraciones! Terri–

bles castigos de un Dios horriblemente irritado! Pero

jus-

tos castigos de nuestras irreverencias. ·

·

· ·

: Gimo, Señor·,

me estremezco con la triste memoria

de .mi· indevockm en el

lugar

sa ito : gimo

y

me estre–

mezco de acordarme de mis innumerables •irreverencias:

de 'de luego os pido hun1ildemente perdon.,

y

hago un fi:r–

mí imo propósito (que ·espero será eficaz con vuestra di–

vina gracia) de reparar en adelante mi faha ·de · respeto

con una devocion enteram'ente nueva, y con tanta mo–

destia, que ella . misma sea prueba de

m.i

religion ·

y

de

mi

fo. .

·

JA-