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AÑO CHRlSTIANO.
Christo
puso en la tierra su habitacion ; pero son mu–
chos los que se dexan atraer de su presencia para ado–
·rarle? Toda la ·riqueza, toda la magnificencia del templo
de la ley antigua no era mas que .una figura de la rna–
gestad terriqle y respetuosa de los nuestros. Aquel Dios,
que por
su
inmensidad está presente en todas partes, se
hace como visible en los templos por los beneficios que
derrama, y por el culto especial que pide en ellos.
Ofré–
cese en nuestros altares lo mas santo, lo mas adorable
que se ofreció en el monte Cal vario : todo lo mas precio–
so, lo mas sagrado que hay en el cielo se halla milagro–
'samente encerrado en nuestros templos, tronos de las mi–
sericordias de un Dios, tesoros de sus gracias, teatros de
1
su poder siempre benéfico. O qué digna
es
qualquiera igle–
sia del mas profündo respeto
!
Qué hombre, por poca fe
que tenga, podrá dexar de estremecerse,
y
aun de irri–
t arse con una santa indignacion
a
vista de la irreligion
:eon que
muchos se presentan
en
nuestros templos!
~l
evangelio es del cap.
19
de San Lúcas.
IN
illo témpore: lngréuur
Je-
.rus perambulabat Jérico. Et
ecce
vir
nómine Zach&eus
,
S
bic prínceps erat publican8rnm,
·e
ipse di ves:
&
qu&erébat vi–
dére Jerum, quis esset,
&
non
póterat
pr~
turba
,
quia sta–
túra pusillur erat. Et prcecúr–
rens qscéndit in árborem
Sy–
cómorum
ut
vidéret eum: quia
inde
erat transitíirus. Et cum
venlsset ad lecum' suspiciens
Jes_us vidit
illum,
S
dixit ad
eum
':
Zachieie, festfnanr des–
~
én.de,
quia
hódie
in domo tuá
opórtet me manére. Et festl–
nans descéndit,
&
excepit ilium
g!tudens. Et cum
vidérent
om–
nes
,
murmurábant
,
dicéntes
')Uod· ad hóminem peccatorem
divertf.rset. Stans autem Za–
ch&eur, dixil acl Dóminum: Ec-
'e
E
N aquel tiempo: Habiendo
en–
trado Jesus en J ericó pasaba
por medio de la ciudad.
Y
he aquí
que un hombre llamado Zaqueo,
el qual era príncipe de los publi–
canos, rtambien rico, solicitaba
ver
a
J esus,
y
conocerle,
y
no
po–
dia
a
causa de la mucha gente,
porque era pequeño de estatura.
y
corriendo delante se subió
a
un
árbol de Sicomoro para
verl~¡por·
que habia de pasar por allí.
Y
ha–
biendo llegado Jesus
a
aquel lu–
gar,' alzando los ojos le vió , y le
dixo: Zaqueo, baxa presto, por–
que es menester que
yo
me alber–
gue hoy en tu casa. Y dándose
priesa, baxó, y le recibió con
ale–
gria,
y
todos al ver esto murmu–
raban ' diciendo que habia ido
a
posar
a
casa de un hombre peca–
dor. Pero Zaqueo puesto de pie
de..;