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NOVIEMBRE. DIA X•

.runt

,

quómodo

pláceat Deo.

Qui autem cum

uxore

est' sol–

Jicitu.r

e.rt

quce sunt mundi,

'JUÓmo

do p

Jáceat

UXOri

'

$

di–

'VÍSUJ'

e.rt

.

Et

múlier

inúpta,

&

virgo cógitat quce Dómini

.runt

,

ut .rit sanfla

córpore,

8

.rplritu

:

in Christo Je._. Dd–

miH~ n9.ttr~.

las cosas del Señor, de cómo ag ra.–

dará

a

Dios. Pero el que está con

muger tiene solici tud por las co–

sas del mundo, de cómo a g ra–

dará

a

la muger'

y

está dividido.

Y la muger sol tera,

y

la

vírgen

piensa en las cosas del Seño r, pa–

ra ser santa en el cuerpo , y en

el

espíritu: en nuestro Señor Jesu–

Christo.

NO T

.A.

e<

Toda esta epístola

a

los corintios es como un com–

"pendio del moral christiano. En este capítulo séptimo

"hace el apóstol un grande

elogio

de

la

virginidad , pre–

,,firiéndola

al

matrimonio. Muestra

su

mérito, sus gran–

"des ventajas ,

y

qué

medio tan seguro es este precio–

" so don para

ele~

a

una

alma

al

mas eminente grado

"de la

perfeccion."

R E F L E X 1 O

!'i

E S.

poR

lo que toca

a

la.r 'lflrgenes, n(] t engo precepto del

.

Señor.

No quiso el Señor imponer

a

las doncellas un

precepto de que le consagrasen su virginidad: quiere que sus

esposas lo sean por eleccion libre y por amor. Pero le pa–

recía al apóstol que faltaria

a

la felicidad debida

a

su di–

vino maestro, si no aconsejase aquello que sabia muy bien

le agradaba mas ,

y

s-:!r lo mas perfecto. Qué elogios

no han tributado los santos Padres

a

imitacion del apóstol,

así

a

la virginidad , como

a

las vírgenes christianas

!

Son

(dicen) la mas ilustre porcion del rebaño de Jesu Christo.

,

la gloria de la Iglesia, el triunfo de la gracia, y una p rue–

ba de la verdadera religion que jamas se ve en

las

nuevas

sectas. Sus fundadores no se atreviéron

a

aconsejar ni apro–

bar. lo que no tenian valor para hacer. Solo la

ver~ a de­

ra religion de Jesu-Christo, contando con la asistencia de

la divina gracia, procura, aconseja

y

practíca una virtud

tan superior

a

la concupiscencia y

a

las pa ... iOOt'S. No hay

secta, no hay congregacion separada de la Igksia cató–

lica que no sea enemiga de esta excelente virtud. En va –

no se intentan cubrir con el especioso

título

de reforma:

K

2

to-