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AÑO
C HRISTJANO.
plica. Ellos eran hombres como nosotros , sujetos
a
las
mismas
pasiones y
a
las mismas miserias
flUe
nosotros.
Tuviéron
tos
mismos estorbos
que
vencer ,
lo~
mismos
enemigos
que
combat ir,
y
nosotros no tenemos ni dis –
tinto evange'lio .,
ni
diferentes mandamientos que guar–
dar.
Sabemos cómo vi.viéron ellos,
y
no ignorarnos
có–
mo
vivimos nos0..ros. Nunca leas vida de algun Santo
sin hacer
alto
en
las
reflexí-ones que ella misma te su–
giriere.
Coteja
tu vida con la suya, y oye los cargos de
que te acusa esta mons truosa d iferencia, preguntándote
muchas
veces
a
ti mismo, si serás santo, viviendo
co–
mo
vives.
2
Siempre que leas la vida de algun Santo , propon
imitar alguna de sus virtudes y de sus particulares devo–
ciones. Ninguna vida hallarás , por extraordinaria, por
maravfüosa
que
sea, que no
te
ofrezca alguna virtud
el
que co.n la divina gracia pueda llegar tu imitacion. Por
lo comun,
ó
muy regularmente en las vidas de los San-
- tos se par a la atendon
en
lo mas ra ro,
en
lo mas ex–
traordina rio : esto embelesa , esto suspende ,,
y
es te
-es
to–
do el fru to que se saca. Todo lo contrado has de p rac–
ticar: párate en aquello que es mas comun.
Su
grande
inocencia : su constante m0rü frcacio.n ,
~u
vigilancia· en
huir todas las ocasiones de pecar, su fe rvor, su devo-
, don
el
la
sant ísima Vfrgen ;, estas son las virtudes que
hemos de
iµlit.aren las vidas de los ·.santos.,
·
·
DIA NONO.
La '· dedicacion de, la, iglesia del Salvador,
llamada comunmente S. Juan de Letran.
C
El.eb!ª. hoy la santa Iglesia la
prime~a
s_olernne ded!–
cac1on
de
los temptos· consagrados
a D10s
que se
ht–
zo en la christiandad ;
y
fué
la
de aquella célebre iglesia que
el emperador Constantino mandó er€gir en Roma ácia el
principio del
quarto siglo
en su mismo
palacio
de Letrán so-
bre