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NOVIEMBRE. DIA

IX.

127

bre

el monte Celio, la qual se llamó la iglesia del Salvador,

por haberse d dicado en honra suya.

Aunque el culto GUe debemos

a

Dios no

e st~

ligado

a

un sitio mas que

a

otro;

y

'~maque

en todo lugar pue–

den y deben adorarle en spíritu y en verdad los verdade–

ros fi eles, como se expiica

el

mismo Sa.l vador, sin que ya sea

menester subir al monte

ó

ir

a

Jeru. al en para adorarle, pues

en todas partes está presente 1 'eñor, qui o no obstante

esco~ftr

en la tierra algunos sitios donde

se

le ofreciesen

sa–

crificio •

y

tener encre nosotros, por decirlo así, algunas

cosas para recibir nuestras visitas, oir nue tras s-(ipt.icas , re–

cibi r

y

despachar nuestros memoriales. E scogió el monte de

Moriah para que Abrahan le sacrificase

a

s-w

hijo Isaac,

y

en

1

mi mo qui o ser singularmente

honr~ rlo

y

glorifi cado,

in pi rando

a

Salomon que edificase en él aqt¡el magn·ífico

y

sa nto templo de Jerusalen, único lugar dest1in

do

para los

sacri ficios. Habiéndose quedado dormido Jacob en el cami–

no de Bersabé a Harán, quando dispertó , despues de la

vl–

sion que tuvo , exclamó todo asombrado : verdaderamente

que e<\ te

lu~ar

es

terrible! No es otra cosa que la casa de

Dios ,

y

la pu rta del cielo :

Non est hic aliud nisi Dominus

D ei,

&

porta

cad í.

{

Gen. 28. )

Quando Dios levantó la mano del azote con que quiso

castigar la vanidad de David, le mandó eregir un altar ea

la

era de Ornam el Jebuséo,

y

ofrecerle en él holocaus–

to y hosrias pací ficas. lnvo ó en él al Señor el piadoso mo–

nar

, y

e l

8eñor le oyó , hacien o baxar fuego del cielo

s

)bre el al tar del holocau!" to.

(1

Pa ral

'2I.

'22.)

Viendo Da–

v id que Dios aprobaba su -sac ificio coa aqu l :a

maravill~

no J u ) que aquel era el si tio destinado por Dios para

Ja

ed1ficacion d

1

tem p le~ ·

y

que con aquella mil agrosa seífal

k

aba a en tender que e cogia aquel lugar para ,casa su–

y a,

y

para que se erigiese allí e l. alear de lo holocaustos:

D ixitque D avid : H rec es domus D ei,

&

hoc ,aitáre

in

ho–

lvcaustum I srael.

El mismo prí ncipe , homb re segun el

corazon de Dios, re ol ió edificar .un temp o al

Se ~ or,

y

para eso hizo grandes prevencione ; pero el mi mo Señor

le di

a

entender, que la honra y la dicha

ck

exc:cut: .r aque.–

lla grande obr

e taba

r ~servada

para su hijo , y no para

él.

Desde que libré

a

mi pueblo del c utiverio de E ipto

( le dixo Dios ) en ninguna de lds tribus de

hra~l esc~gí

CIU·