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AÑO CHRISTIA NO.

ciudad alguna donde se fabricase una casa para mí:

ut

tedijl..

caretur

in ea domus nómini meo. (

2.

Paral. 6.) Siempre viví

d ebaxo de tiendas de campaña, mudando cada

dia

sitios

donde se levantaba mj pabellon:

Neque enim mansi in domo

ex eo témpore, quo eduxi' Israel, usque ad diem hanc

,

sed.

fui serriper mutans loca tabernáculi, in tentorio.

(

r

Par.

c7.)

Pero no serás tú el que .me has de edificar esta casa : tu

hi–

jo

será el que erigirá una casa

a

mi nombre:

Ipse cedificá–

vit domum nómini meo.

Habiendo, pues, edificado Salo–

mon aqud · magnífico templo, mara villa

dd

mundo., en

la

ciudad

de

Jerusalen sobre el monte M·ori ah,

que

sig–

nifica monte de vision, donde Abrahan llevó

a

su hijo Isaac.

para sacrificarle al Señor ,

quiso

celebrar

su

dedicacion.

Nunca llegó á mas alto pu.nto la magnificencia,

que

quando aquel gran rey hizo aquella augusta ceremonia,

la qual duró por espacio de ocho días. Sacrificó Salo-:

rnón, durante la solemnidad, veinte y dos mil bueyes

y :

cien mil carneros, con lo qual, así el rey, como el

pu~blo

(dice la Escritura) , dcdicáron la casa del Señor :

Et

dedicávit domun Dei rex ,

&

univérsus pópulus.

('.1.

Paral.

7.)

Es, pues, la dedicacion aquella sagrada ceremonia que se

' celebra c.iuando se dedica una iglesiél

ó

un altar , cuya_

fiesta se repite todos los años con el nombre de dedi·

cacion; costumbre, que, observada tan religiosamente por

los judíos en la Jey antigua, no

fué

ménos comun entre los

christ-ianos, ni en la nueva ley.

~eerp.os

en Eusebio, que el

mayor

gozo

y

la

mayor

gloria de ,toda la Iglesia

fué

quando el grande Constantino.,

primer

~mperador

christiano , permitió que en todo el

imperi<'> se erigiesen templos al verdadero Dios, lo que

hasta entónces habian prohibido los emperadores genti–

les sus · predecesores ; de suerte , que por mas de

tres–

cientos años no tuviéron los christianos libertad para juntar–

se sino en secreto,

y

en lugares subterráneos donde cantaban

las

~labanzas

del Señor,

y

celebraban el santo sacrificio de la

misq. Es verdad que siempre, desde el mismo nacimiento de

la Iglesia , hubo casas particulares y sitios ocultos particu–

larmente destinados para que los fleles se juntasen en ellos,

los quales se

llam~ban

oratorios' donde

a

pesar de las mas

furiosas persecuciones concurrian

a

oir la palabra de

Dios•

.

y a

ser

participantes de

los

divinos misterios ; pero. qué

go-