NOVIEMBRE. DIA
vm.
'SO
de
la carga· pastoral , suspiraba por
algun
retiro~
que le descargase de ella. Con este pensamiento
s~
huyó
secretamente
a
la Gran Cartuxa, con resolud on de . aca–
bar en ella
su~
días en
silencio~
en mortificacion
y
en ol- .
vida ·de todas las cosas del mundo. Como los vecinos de
Amieas no le veían vo.l ver, recurriéron por otro obispo
al concilio- de Beauvais
~
que se celebró poco despues; .
pero' los diputados no' recibiéron otra respuesta que una.
severa reprebension por haberse hecho in4ignos del go ..
bie rno de tan saqto prelado , despidiéndolos el concilio
llenos de confüsion
y
de
vergüe~za,
obligándolos
a
que
le bm¡casen en qualquiera parte donde estuviese ,
y
protes–
tándolos que miéntras viviese Godefrido no
te~ian
que
es–
perar otro 'obispo. Al ·mismo tiempo
lleg~
al concil10 una
cal'La del santo fugitivo, en que se declaraba indigno del .
obispado'
y
suplicaba humildemente
a
los padres le ad–
mitiesen la renuricia,
· y
colocasen otro en su lugar. Esta
humildad sacó lágrimas de ternura
a
los padres del con–
cilio; pero transferido éste
a
Soisons., tan léjos est1,\VO de
condescender con su instancia, que le
despa~bó
por dipu–
tados
a
Enrique, abad de San Qaintin,
a
Huberto céle–
bre monge de Cluni, con órden de que le traxesen cQnsigó.
Vióse precisado
a
obedecer,
y
s·aliendo de su. amada so-
¡
Jedad con el cuerpo, dexó en ella
el
cor~zon.
Fué red-<.·:
bido eli Amiens con el _mismo ·regocijo con que lo habia
sido en su primera entrada. Volvió
a
preJ icar con vigor,
declamar zelosamente contra
lo~
desórdenes ; pero ni el
exemplo de sus virtudes , .ni el beneficio de sus copiosas
limosnas ni sus palabras llenas del espíritu de Dios, fué–
ron bastantes para convertir aquel pueblo endurecido.
E ra menester algun
~zote
de . D_ios para que abriese los .
ojos. Baxó
~uego
del cielo , que reduxo
a
ceniza toda la ciu–
dad, ménos la -iglesia de San Fermin, el palacio episco–
pal ,
y
algunas pocas casas. Habíalo profetizado San Fer-·
min : habfa1o anuociado el mismo Godeftido , no quiso el
pueblo creerle,
y
fué
consumida casi toda la ciudad.
Coni~
giéronse por algun tiempo; pero duró .poco la enmienda:.
volviéron los desórdenes,
y
volv_ió el Santo
a
suspirar pot
su soledad. Dióle
~l
Señor
a
entender que se acerc;aba su
muet:te ;
y
que
se
acabaria presto su peregrinacion.
M 'én–
tras.
·se
llegaba este dichoso dia , que habia de poner fin
H
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