AÑO
CHRISTIANO.
·destia
y
mas sobresal·ente su tierna compasion de los po–
bres. No se veía fausto en su trage : notábase en sus mue–
bles.una humilde simplicidad,
y
su mesa era tan frugal en
palacio éomo en el monasterio. Las puertas de su palacio
estaban abiertas
a
los miserables: recibia los pobres' lavá–
balos los pies, servíalos por sus gropias manos: era el con–
suelo de las viudas, el padre de los huérfanos,
y
el protec–
tor de los desvalidos.
Ni
los mismos ieprosos, por asque–
rosos que fuesen, eran excluidos de su caridad, en cuyo
dilatado seno encontraban lugar todos los infelices. Entre
sus despilfarrados trapos: entre las enfermedades mas he–
diondás, descubrian lOs ·ojos de su fe una alma racional,
cr'iada
a
imágen de Dios,
y
redimida con la sangre
de~
hi–
jo de Dios excitaba su zelo,
y
era,.objeto digno de su arpor.
Consideraba la prelacía, no como dignidad, sino como
un
.trabajoso ministerio que le ligaba
a
la salvacion del próxi–
mo con
t antos
lazos como ovejas tenia.
A
plicóse con todo
su conato
a
la reforma del clero '
y a
desar~aygar
todos
. los vicios. Grangeóle
~lgunos
enemigos este vigor pasto–
ral. Regaláronle en cier ta ocasion con vino emponzoña–
do; pero lo descubrió eón luz del cielo :
y
por otra par–
te,
qué podia temer un 'hombre acostumbrado
a
no temer
mas que
a
Diosi T a n ventajosa es la muerte para los hom–
bres a postólicos, como lo era para el apóstol San Pablo. Son
los Santos aquellos hombres, de quienes dice San 1'gustin,
que sufren la vida con paciem;ia,
y
es.peran la muerte con
alegría. Dió grandes. pruebas .de su zelo,
.y
de su teson.
Habiendo- ido
a
Sant-Omer para
cumplime'nt~r
a
Roberto,
conde d'e Flándes, que se había retirado allí
a
pasar las fies- -
tas de navidad,
fué
recibido del conde con grande distin–
cion,
y
éste le supficó que celebr.ase en su pre.send a 'de
pontifical en aq.uella gran solemnidad. Hízolo el Santo;
pero . advirtiendo que algunos señorés .se llegaban,
rCOil
indecencia ar altar para ofrecer, lleno de u.µa santa ·in–
dignacion, no quiso
a~rnitir
sus ofrendas: lo' que les
hizo
t anta
impresion, que por n<;> privarse de
la
bendicion
de hombre tan santo , se' revistiéron de. aquella modes-–
tia -,
respeto ,
y
compostura 'que pide
la
Jglesia
a,
sus· hi–
jos quando se acercan
al
santuario. Extendióse por toda
la
Europa la notiCia de esta vigorosa accio.n con mu-
, cha gloria de Godefrido. Siniieqdo _cada dia
I?JªS
el pe–
. so
...
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