NOVIEMBRE. DIA Vil.
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P R O P O S I TO S.
E
L tiempo es precioso , es corto ,
y
su pérdida es irre–
parable. Quién puede convenir en estas- tres proposi- ·
ciones evidentes, y perder tiempo? Sin embargo, el tiem–
po se pierde todos los dias, y toda la rapidez con que vue–
la no es bastante
a
moderar la ánsia: con que deseamos ver–
le pasar. Cuenta hoy tus años: numera tus dias; quáotos has
perdido1 Qué
pocds
hallarás que no hayas
malogJ"ado~
Pues en verdad que la pérdida es de conseqüen€ia , por–
que al fin nuestros dias son contados, y no hay siquiera
uno de que no se haya de dar estrecha cuenta. Esta pér–
dida es irreparable; porque, cómo se repararán quince
o
veinte mil dias mal empleados
y
perdidos? No hay otro
recurso que
a
la misericordia de Dios, y
a
aprovechar
bien los que nos resta. No pierdas un instante de tiempo,
y observa fielmente los consejos que se siguen,
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Todos los dras en la oracion de la mañana, en Ja mi–
sa
y
en el examen de la noche , pide
a
Dios perdon
del
tiempo que has perdido. Qualquier recreo
ó
qualquie~a
ho–
nesta diversion que tomes, santifícala tanto en el motivo
ó
en la intencion, como en el mismo exercicio.
Y
para
eso determina un número fixo de actos
de
amor de Dios
que has de hacer todo el tiempo que ella dura re, como
tambien en el de comida
y
cena. De aqud tiempo
que
tie–
nes destinado para recrearte
ó
para
d~scansar,
emplea me–
dia hora cada semana en oracion ó en otras buenas obras.
Cada año has de
~scoger
un
dia, -que todo él d <.: bes de–
dicarle
a
rescatar
el
tiempo
,
como habla el após tol,
( Ephes.
5. )
empleándole en oraciones, en peniceocias, en
buenas obras, haciendo mas
quantio ~as
limosnas,
y
no per–
diendo ni un solo instz:i te de aquel dia.
El
mas propio para
este santo exercicio es el día en que cumples años. Nunca
dexes de acusarte en todas las confesiones del tiempo que
perdiste, bien persuadido
a
que
es
una falta de mucha con–
sideracion.
DIA