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EXERCICIOS
Diciembre. sos; pero' todo fue en vano. Restáblecido
'Enrique
Cíe
'
una peligrosa enfermedad, suplicó al Papa enviára
Inglaterra un Legado
a
tatere
,
para terminar todas
estas diferencias. Pero temiendo igualmente que el
Santo Prelado fulmináse contra él desde Pontiiii las
anatémas de la Iglesia , escribió una carta llena de
amenazas al Capítulo General del Cistér, diciendo,
que si proseguían en dar asílo al Santo Prelado, iba
á
echar de Inglaterra
á
todos los Religjosos Cistercien–
ses. Luego que nuestro Santo tuvo no ticia de esta car–
ta , salió de Pontiñi ,
y
se retiró al Monasterio de
Santa Columba.
No habiendo surtido efeél:o las proposiciones de
paz que se le hicieron
á
Enrique; el Rey de Francia
compadecido de la larga opresion de nuestro Santo,
determinó ser él mismo el mediador entre el Santo
y
su Rey, y hacer que volviera á ocupar su Silla. Tu–
vo algunas conferencias con Enrique, que se halla–
ba en Normandía
~
y
consiguió de él , que se viera
con el Santo Prelado, el qual habiendo entrado en
la junta, donde estaba su Rey, se fue
á
echar
á
sus ,
pies; pero éste no se lo permitió, antes bien se ba–
xó para levan tarle ;
irnplor6
su clemencia , y·le dixo,
que dexaba toda su causa al arbitrio del Rey, como
quedáse salva la honra deDios. Esta cláusula alteró al
Rey, y le irritó; pero vuelto de su rebato , se serenó
y se aplacó; pero habiendo hecho algunas proposicio..
nes que el Santo creyó no podia aceptar en concien–
cia, esta conferencia solo sirvió para aumentar
el
mé–
rito del Prelado , y dar nuevo lustre
á
su paciencia,
la que le fue bien necesaria en las humillaciones que
tuvo que sufrir. Estandq el
Rey
de Inglaterra en Mont-
Mar-