DE VOTOS. '
Ours, Hugo N orvilla, Guillermo de Traci,
y
Ricar- Di.a XXIX.
do Bretón, hombres sin conciencia ,
y
de una vida
derramada , se obligaron allí mismo con juramen-
to
á
ir á asesinar al Santo Arzobispo.
El Santo que había tiempo no hablaba sino de su
próxima muerte, se retiró
á
su Iglesia
á
celebrar la
gran fiesta de Navidad con su Clero y su pueblo; pre–
dicó
por
la
última vez, y les anunció su muerte como
si
hubiera tenido revelacion de ella; pasó las tres fes–
tividades en la Iglesia de dia
y
de noche , ofreciendo..
se sin cesar en sacrificio con un fervor extraordina–
rio; al otro dia de los Inocentes,
29
de Diciembre,
llegaron los asesinos
á
Cantorberi ,
y
habiendo en–
trado en su quarto , le hicieron unas
p~oposiciones
las mas escandalosas , sin tener para ello orden algu–
na del Rey. El Santo les respondió como correspon–
día á un gran Prelado,
y
á un Héroe Christiano. Mas
aquellos impíos le dixeron al retirarse, que su cons..
tancia espiritual le costaría la vida; no huiré, les di–
xo , sonriendose ,
y
con su mansedumbre ordinaria;
esperaré tranquílamente la muerte ,
y
me tendré por
muy dichoso en morir por los interéses de la Iglesia.
Habiendose retirado á la Iglesia despues de esta mor..
tificacion, á cantar el Oficio Divino,
vió
mut",luego
rodeada la Iglesia de Soldados con los asesinos á su
frente. Los Religiosos
y
los Clerigos se sorprendie–
ron é hicieron ademán de cerrarla, y defenderse; pa-
ra lo qual se ofrecié\ el
pueblo_~
ayudarles : pero el
/
Santo lo embarazó,
diciendo,
que
el'T~~
del Se-
ñor no debia fortificarse ni guardarse como el
ca i:n-
po de un exército. Entonees habiendo entrado los
asesinos con
espada
en mano, empezaron
á
gritar:
Nn
~
~dón-