EXERCICIOS
Diciembre.
contra él ,
y
traxeron á su partido al Conde de
Flan~
des
y
al Rey de Escocia. Se vió á pique de ser des-–
tronado,
y
aún de perder la vida. Pero comprehen–
diendo de donde le venian tantas desdichas, determi–
nó expiar su pecado con una penitencia pública.
Ha~
hiendo hecho juntar un gran
núm~ro
de Obispos en
Cantorberi, se presentó ante ellos con los pies descal–
zos, con un vestido ordinario ,
y
sin séquito. Habien...
do
llegado
al sepulcro del Santo , bañado en
lágri–
mas, y prorrumpiendo en grandes sollozos , se pos–
tró con el rostro en tierra ; confesó públicamente su
pecado, pidió perdon á Dios
y
al Santo ; luego des--,
cubriendose las espaldas , quiso que todos los Pre–
lados le diesen cinco golpes de disciplina,
y
mas de
ochenta Religiosos cada uno tres , pasando lo restan-.
te del dia y de la noche siguiente en vela, en
ora~
cion
y
en ayuno. Se olvidó para siempre de las in–
justas pretensiones que habian sido el asunto de
su
querella contra Santo Tomás, y aumentó los dere–
chos y rentas de su Iglesia. Dios aceptó su peniten–
cia. El Rey de Escocia fue vencido y hecho
prisio~
nero ,
y
los dos Príncipes sus hijos vinieron
á
echar–
se á sus pies, para implorar su clemencia. Los
ases~
nos fueron asaltados de un terror contípuO'
,-que
les
hizo pasar el resto de sus dias en una especie de fre–
sesí, que no los dexó hasta la muerte, y todo el mun-.
do fue testigo de su terrible suplicio. El Rey de Fran–
cia, Luis el joven, fue en persona al sepulcro de San–
to Tomás,
á
pedirle la salud de su hijo primogénito,
que fue despues Felipe Augusto. San Luis dió á la
Abadía de Royaumonte la Cabeza del Santo, la que
obtuvo del Rey de Inglaterra. Enrico VIII. habien-
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