EXE
RCICIOS
iciembre.
t
dónde está el
traidor~
t
dónde está el Arzobispo'
á
estos gritos, dexando el Santo su
Silla,
y
ponien–
doseles delante , les dixo:
Y
o soy el Arzobispo, pero
no
soy traidor; .estoy, sí, pronto
á
morir
por mi
Dios,
por la justicia,
y
por la libertad de la Iglesia;
p~ro
con
toda la autoridad que Dios
me ha
dado, os conjuro
que no hagais el menor mal
á
ninguno de mis Reli–
giosos, de mis Clérigos
ú
de mi pueblo.
Luego
vol–
viendose ácia el altar, y juntando las manos ,
excla–
mó: Encomiendo mi alma
y
la causa de la Iglesia
á
Dios , y
á
la
Virgen Santísima,
á
los Santos Patronos
de este Lugar, y
á
San Dionísio
l\1ártir.
Apenas
hu–
bo dicho estas palabras, quando Raynaldo, uno de
los
asesinos, le descargó
el
primero
en la
cabez1
un
golpe
d~ s~ble,
con
l'o
que el Santo
cayó
de rodillas
cubierto todo de sangre , y al mismo tiempo dos de
los otros asesinos le atravesaron sus espadas por
el
pecho;
y
al ir
á
espirar, el quarto de estos malva–
dos le rajó la cabeza
y
le hizo arrojar los sesos so–
bre el pavimerlto. Así consumó
su
martirio este ilus–
tre
y
Santo Prelado, gloria de su nacion ,
y
uno de
los mas glorios
)S
ornamentos de
su
Iglesia ;
murió
el
29
de
Diciembre
del año de r
170,
á
los 53 de su
~dad
,
y
9 de su Obispado.
Toda la Europa mostró el dolor que le causaba
la muerte del Obispo de Cantorberi,
y
~odo
el mun–
do Christiano se horrorizó al oir el
asesi1rnto
execu..
tado en la persona del mas santo
y
mas cmi n nte Pre-
1
..
ado de su
tic.> ..
fü'fo.
Su
cuerpo ,-qüe -g-e-
halló ve stido
ue
en
áspero cilicio '
muy
mor ifi cado con sus con-
tínuas
penitencias ,
y
conrnrnido
por
st1s
muchos
tra–
baj os , fue
cnteaado
en
fa
lgl~
ia sin ceremonia al–
gu-