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SEñOR

NUESTRO.

249

que os decia quando estaba con vosotros, que era pre:...

ciso se cumpliese todo

lo

que está

escrito

de~í

en la ley

de Moysés , en los Profetas y en los SalrlfJs. Luego

que hubo comido delante de ellos, no porque tuviese

necesidad de alimento, sino por desvanecer todas sus du–

das,

y

para convencerlos con las pruebas mas sensibles,

que el que estaba con ellos era él mismo, y no un fan–

tasma,

y

que había resucitado verdaderamente , les

d .

L

'

I

, 1xo otra vez: a paz sea con

voso~ros;

como a m1 me

envió mi Padre, asi tambien os envio

a

vosotros Yo;

des pues de lo qual , sopló en ellos, y les dixo: Reci–

bid

el Espí ritu Santo:

(a)

A quienes perdonareis -los pe–

cados ' les seran perdonados' y

a

quienes los retuvie-.

re js si n perdonarles ' les serar retenidos.

Tomás no estaba con los otros Apostoles , quando

vino Jesus, y se les manifestó del modo que acaba–

mos de decir; luego que lo vieron , le dixeron llenos

de gozo , que habían visto al Señor; pero él no los

quiso creer. Contatonle lo que el Señor les había di–

cho , y lo que había hecho con ellos ; pero él les res–

pondió: Mientras yo no vea en sus manos la abertu–

ra de los clavos, mientras no meta

mi

dedo por sus

agujeros, y mi mano en su costado , nada

qe

de creer.

Esta especie de incredulidad parece nacía mas bien de

un deseo demasiado vehemente de que esto fuese así,

que de una obstinada desconfianza de que pudiese ser.

Quando se desea una cosa con impaciencia

y

con an–

sia, se cree poco todo Jo que se nos dice

to-e.ante . ~

ella; queremos convencernos por nosotros mismos.

Como quiera que sea , el Hijo de Dios que hada ser–

vir todas estas incredulidades al establecimiento de

la

Ii

.

(a) J-oan

10.