SEñOR NUESTRO.
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y
no habiendo encontrado su cuerpo , nos han asegu–
rado que habían visto unos Angeles, los cwe las han
dicho, que estaba vivo. Algunos de entre
nd~otros
han
ido al Sepulcro,
y
han visto lo que las mugeres les de–
cian ; pero Jesus no lo han encontrado, ni saben lo
que ha sucedido de él.
Entonces Jesus; que los había estado escuchando
sin decir palabra, se revistiO de Maestro,
y
les reprehen–
dió aunque con buen modo su poca fé ; diciendoles:
¡Oh necios ,
y
tardos de corazon para creer las cosas
que han dicho los Profetas! t,por ventura no convino
que Christo padeciese todo esto; y así entrase en su
gloria '? Despues comenzando
a
hablar de Moysés y
de todos los Profetas, les explicó lo que estaba escri–
to de él. Entre tanto se encontraron cerca del lugar
a
donde iban ;
y
Jesus hizo ademan de querer pasar
mas adelante ; pero ellos lo detuvieron, y le forzaron
a
quedarse con ellos , diciendole que era tarde ,
Y'
que se acababa ya ·et dia: rindióse Jesus
a
sus ruegos,
y
puestos todos
a
comer ' tomó
J
esus el pan ' lo ben–
dixo, ( y quiza lo consagró) ,
y
habiendolo partido,
se les dió
a
comer. En esto se abrieron sus ojos , y
lo conocieron, pero Jesus desapareció al instante. En–
tonces atónitos
y
admirados' se dixeron uno
a
otro:
Es
Jesus; ¿y es posible que hayamos estado tanto tiem–
po sin conocerlo'? ¿No sentiamos abrasarse nuestro co–
razon quando nos hablaba en el camino , y nos ex–
pHcaba las Escrituras'? DichG esto, levantanse al punto
de la mesa, y se vuelven
a
toda 1:1risa
a
Jerus'alén. En–
cuentran
a
los Apostoles juntos , los quales al verlos
entrar , les dicen· llenos de gozo: El Señor ha resuci–
tando verdaderamente ; no hay que poner duda en
ello,