SEñOR NUESTRO.
253
Dicho esto,mandó Jesus
a
Pedro que le siguiera.
Vol- ·
viendo Pedro
la
cara atrás, vió al Discípulo j.quien arna·
ba Jesus' es decir a.Juan, que le seguia y
d ~lo
a
J
esus~
Señor, ¿,qué ha ae ser de
este~
Reprehendió Jes us su cu–
r'iosidad, enseñandole que no debia estár solícito por
lo
que había de ser de los demás; y en conseguencia de
esto, le dixo: Si
Yo
quiero que este se esté así hasta que
yo
vuelva, ¿,qué te importa
a
tí,
ni que te vá en ello'?
E ta fue la septima aparicion pública del Salvador.
Mani festóse tambien poco des pues
a
mas de quinientos
D iscípu los juntos, de Jos quales muchos vivían aún
quando S. Pedro esc ribia su primera Carta
a
los Corin–
tio ,
e~
decir, veinte años 9espues; y San Matéo añade,
que entonces fue quand Jesus les dixo: Se me ha dado
todo poder en el Cielo
y
en la Tierra : id, pues,
y
en–
señad
a
todas-las gente
y
'c i nes, bautizadlas en
el
nombr def Padre
y
el
I1jn •
del Espiritu Santo, en–
señan olas a guardar
toda~
bs cosas que os he manda–
do. Por
lo
ue
a
rrií
toca,añadió, aunquebien presto he
de subirm al
Cielo,
sin embargo estaré con vosotros
todos
los
días hasta el fin del mundo. Esla promesa, di–
cen los Padres
e
Intérpretes fu e una nueva confirmacion
de
la
seguridad que
les
había dado de su asistencia,
$iempre presente en su Iglesia hasta el fin de los siglos.
Otras muchas veces se dexó vér todav!a de sus
1
Ap~stoles
•el Hijo de Dios en los qua renta días que es–
tuvo sobre
~a
tierra despues de su Resurreccion: (a)apa–
recióseles en varias ocasiones, dice S. Lucas, para ase–
gurarles con estas pruebas sensibles que estaba vivo,
y
para hablarles del Reyno de Dios. Como los hab!a des–
tinado para que con su predicacion llamáran
a
los
hom-
(ll)
Joan.
26.