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de nada. Fue como decirles : La carne humana, sepa–
rada de la divinidad, como lo es
la
de todos los puros
hombres , es una vianda corporal que cai•a horror,
que no es propria sino para podrirse ,
y
que no puede
servir de alimento sino a los salvages
y a
las bestia s
carniceras ; pero
el
cuerpo que
Y
o ·intento daros en
alimento,es una carne unida substancialmente a
la
divi·
nidad ;
y
así debe ser alimento del alma ;
y
dá
la
vida
eterna: pero. para que alimente al alma
y
la
dé
la
vida,
no se debe separar del espíritu
que
vivifica , esto es,
no debe separarse de
la fé
que es
la
vida del justo. Los
Judíos de Cafarnaúm
que
se habían escandalizado del
misterio de
la
Eucaristía, miraban aJesu-Christo corno
un
puro hombre,
y
no miraban el misterio de .la Eu–
carisría con los ojos espirituales de la
fé:
diceles, pues,
{!l
Hijo de
Dios,
que lo que les había dicho era espíritu
y
vida,
y
que no· debfan entenderlo
de un
modo grose–
ro
y
carnal, como .se lo habían desde luego imaginado;
que su carne unida
a
la
divinidad debía ser alimento
espiritual del alma, no del cuerpo;
y
que aunque so
carne hubiese de ser dada
a
comer real
y
verdaderamen~·
te, esto sería de un modo tan milagroso, baxo las apa–
riencias
de
pan; de suerte, que esta mandocacion nada
tendría que chocase
a
los hombres;pero que no aprove–
charía sino
a
los que
tuviesen una
fé
viva,
y
un corazon
puro. ·
§.XXX.