SEñOR NUE5TR.O.
93
lo ofrece. El adulterio es un gran delito :
y
Yo os di–
go' que un solo deseo impuro hace culpable
a
uno de
adulterio.
EJ
menor pensamiento impurQ
debe des–
echar ;
y-y
o añado , que
el
mas ligero consentimien–
to en este pensamiento es un pecado mortal. La pure–
za que Yo pido es una virtud tan delicada , que un
~álito
demasiado grande la ensucia,
y
el menor soplo
la empaña. Si tu ojo derecho te escandaliza, arranca–
telo ; quiere decir , si lo que te es mas apreciable
y
de mayor utilidad, te es una ocasion de pecado, cor–
talo , huye de ello , sacrificalo sin dilacion , cueste lo
que costare. Apartate de todas las ocasiones peligro–
sas ; porque el que ama el peligro perecerá en
él.
To–
do divorcio está proscrito. Los juramentos vanos están
tan
prohibidos como el perjurio. No jureis jamás, ni por
el Cielo , ni la Tierra , ni por otra alguna criatura; la
verdad no necesita de tantos puntales; contentaos con
decir simplemente : Esto es así, esto no es así; porque
lo que se dice de mas , viene de un mal principio.
Habeis oído que está dicho : (b) Ojo , por ojo , y
diente, por diente; y Yo os digo , que no hagais resis–
tencia si acaso os maltratan; sino que si alguno os
hiere en el carrillo derecho , le presenteis el otro; al
que os quiere poner pleyto para quitaros vuestra túni–
ca , a1argad1e hasta vuestra capa;
y
si al guno os rue–
ga que andeis mil pasos por servirle , andad dos mil
mas por amor de él : de este modo quiero que la ca–
ridad y
la
mansedumbre hagan vuestro caráéter.
.
Hasta aquí se os ha dicho: Amarás
a
aquel con
quien tienes alguna alianza ' y aborrecerás
a
tu ene–
migo ; pero
Y
o
os digo : Amad tambien
a
vuest ros
ene-
(b) Math.
5.
-