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D 1A 1X.
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cruces ,
y
trabajos? Para los que estan enfermos en
el
al–
ma , no hay cosa mas saludable , que la amargura ; pero
es menester gustarla coo resignacion. En aquellos mismos
rios , en aquelbs mismas fuentes de Egypto , en que los
verdaderos Israelitas bebían las aguas puras , y crystalinas,
los
Egypcios no hallaban mas que sangre : los ríos eran
los mismos , pero el espíritu en unos , y en otros era muy
diferente.
¿Con qué
disposici~n
de corazon, ·y de espíritu reci–
bes las cruces , que te envia Dios? Ordinariamente se con–
sideran como señales de su indiferencia ,
ó
de .su cólera;
siendo así , que siempre,. y en todas ocasiones son prue:- ·
bas sensibles de su paternal amor. El mismo fuego , que
reduce las pajas en ceniza, purifica
el
oro ,
y·
le hace mas
resplandeciente. No se te piden ya nuevas cruces, nuevas
mortificaciones , mayores penitencias: conténtase Dios con
que recibas de su n1ano en espíritu penitente,
y
resigna–
do los trabajos ' que envia
a
tu
familia ' á tu casa
' .á
tu persona , á tu empleo ,
y
á tu estado. No quiere , que
te empeñes, por decirlO' así, en nuevos gastos; solo
de~
sea, que te apr veches de los que haces, sufriendo con
paciencia,
y
con christiana resignacion lo que padeces.
¡Qué
dolor , gran Dios , el de no haverse aprovechado de las
cruces!
PUNTO SEGUNDO.
• Considera, que es mucha desgracia estar
padeci~nd~
Siempre, y perder
el
fruto de lo que se padece. Pues .es-r
ta es puntualmente la desconsolada suerte de l6s que nQ
saben aprovecharse de las · cruces·, ni recibirlas con el es–
píritu con que
el
Señor las envia. No solo pierden
el
fru–
to , sino que aumentan el peso : no se pierde gota de la
amargura ., que traen consigo los trabajos , quando se He–
tan con impaciencia,
y
con enfado.
Si fueran verdaderos males las adversidades , no
las hu–
viera sembrado en todos los caminos ,
y
en todos
l.oses–
tados
el
mismo Jesn-Christo, aquel Soberano Médtco, aquel
benéfico_Maestro, aquel an1oroso Padre. No hay en ellas
otro