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ABRIL..
El Evangelio es del capítulo xo. de San Matheo.
I N illo tempore: Dixit Jesus
c(iscipu!is suis. Qui amat pa–
trem aut matrem plusquam me,
non est me dignus : & qui amat
jilium, aut jiliam super me,
'non est me dignus. Et qui no1z
accipit crucem suam , & sequi–
tur me; non est me dignus • .
E N tiempo que Jesu-Christo en–
señaba á sus discípulos la pre–
fercAcia de su amor á otro qualquie~
ra, les dixo: El que ama á su Padre,
ó Madre mas que á Mí, no es digno
de Mí. Tampoco io es el que ama á
su hijo, ó hija sobre Mí : nr aquel
~ue no toma su cruz , y me
stgue.
MEDITACION
Del buen uso de los trabajo~ , y de las cruces.
P U N T O P R 1 M E R O.
Considera , que en vano se huye de las cruces , y de
los trabajos , porl.1_lue en todas partes se hallan. No hay con–
dicion, no hay estado , que no los produzca. Cada uno
lleva su cruz : hasta sobre el tnismo trono crecen ; y no
suelen ser las que ménos pesan, las que tnénos se perci–
ben. Así, pues, toda nuestra aplicacion debe emplearse en
aprovecharnos bien de ellas. .
No es verdad , que los trabajos sean desgracias , y ad–
versidades : ántes pueden servirnos de grandísilno prove–
cho , si sabetuos usar de ellos. De suyo son un admirable
cot~traveneno ; pero fácihnente pueden convertirse en pon~
zona.
Supongatnos, que padeces casi todo lo que padecié–
ron los Santos : sábete , que porque supiéron padecerlo ar...
ribaron á un grado de santUad tan eminente. Al contrario,
¿quintos réprobps padeciéron lo mismo , que ellos? Las
n1ismas contradic as 1nistnas. calumnias , las mismas
ingratitudes , las persecuciones ; pero como no
tuviéron los mis tivos , ni la misma paciencia , fué
ll)L~Y diversa su suerte. ~ Qné fruto has sacado tú de tus
cru-