C A P I T U L 0
I I I.
mittam donec introducarn illum
i~
domum matris meae , et in
cubiculum genitricis meae.
5
Adiuro vos, filiae Ierusa–
lem , per capreas cervosque cam–
porum , ne suscitetis, neque evi–
gilare faciatis dileetarn , donec
ipsa velit.
6
i
Quae est ista quae as–
ce
dit
per desertum
1
~cut
vir–
gula fumi ex aromatibus rnyr–
rhae et thuds , et universi pul–
veris pig
mentarii?
7 En
lect.umSalomonis se–
xaginta f
ortes ambiunt ex for–
tissimis Israel:
y
de
Ios
Ap6stoles a1 sepulc1·0 nnevamen–
te.
Alli
ve , no al que busca, sino
An–
geles que son las guardas de
la
Iglesia:
y
reconociendo!o todo ·'
y
tendiendo· la
vista a todas panes
1
por ultimo le v6,
aunque en tr age ageno ;
y
arrebatada
del !mpern de l amor
~
Senor
1
le dice,
si tu le has llevado, dime en donde le
has p uesto ,
y
yo le !levare.
IoANN. xx.
I
5.
Por ultimo le reconoce , y arrojin–
dose a sus pies ,. se abraz.a de ellos , aun
quer iendoselo estorbar el mismo Senor :-
y
abrazada de esra manera, nunca se desa–
si6 creyendo en el resucirado ,
y
siendo
la primera que anunci6
a
la Iglesia afligi–
da
la
fc
de su Resorreccion.
L
Es un modo proverbial para signi–
.ficar el tha lamo nupcial , que solia esrar
reservado para est
n en
el
quarto de la
mad re.
A
esre modo Isaac llev6 a Rebeca
a
la tiend a de Sara su madre,
y
la
t0m6
por muge r.
Genes. xxrv,
67.
La
casa
de
la Esposa es la Celestial Jerus alem.
Alli
esri el th a lamo, en donde ha de reposa·r
en
el seno del Esposo por una eternidad.
2
Cansada la Esposa d e buscar a su
amado por una
y
por otra parte , despues
d e baber vuelco con el a su casa se rindio
al suefio , o sea a un extasis amoroso
~
y
e l Esposo encarga , q ue no la interrom–
pan, como en el C api rulo precedenre v.
7.
3
Son palabras. de Jos compafieros
6
amigos del E sposo: Pespues de haber re-
Tom. VI.
·
hasta que lo haga entrar en
la
casa de mi madre
1
,
y en la ca""
mara
de
la
que·
me engend r6.
S
Conjuroos ; hijas de
Jeru–
salem , por las corzas y por los
ciervos de los carripos ,
q
ue
riO
desperteis,
ni
hagais estar en vela.
a
la amadci., hasta
que
ella quiera
~.
6
i
Quien es esta
ue s:Jbe
por el desierto
3 ,
como columna
de humo de los aromas de myr–
rha
y
de incienso , y de todo
polvo de perfumador?
7
V
ed
q
ue es
tan
al
rededor del
le"cho de Salomon se
enta
valien~
res de los mas fuertes de Israel
4
~
posado· Ia Esp«)"Sa al gun
espaci~
de tiem-
po , levantaodose
y
adornindose de los
mas· p1·eciosos atavfos
y
perfumes , sali6
foera en compafifa del Esposo ;·
y
encon–
trindoles Ios
ami go~
, sorprehendi dos
cle–
ver t an grande
he~mosura
y
percibien-
do la suavidad y fragrancia que de sf des–
pedia la Esposa , llenos de admirac ion
pregunraron :
~Quien
es esta
...
Los He–
breos dan el nombre
de desierto
a las cam..
pifias , porque lo son en comparacion
d~
las Ciudades cwncurridas
y
pobladas,, •
Qoando la Synagoga en otm tiempo pe-–
regrinaba por Ios desiertos de la Arabia
para ir a la tierra de promision , excitaba
la
admiracion
y
zelos de las
N
aciones co-–
m arcanas ; pero despoes los amigos def
Esposo
i
que como hemos dicho,
SOfl
los Santos Angeles
6
los Ju-sros del anti –
giJo T es tameo to , admiran sin e'llvidi a
Iai
hermosura incomparable de Ia ou eva
Ig le~
sia
9
compuesta d e G entiles que salen del
des1erto de la infid elidad,
y
por todas
partes derrama la suavidad de rod os
los
olores , extendiendo por t odo
rnondo
la
doCl:rina de la Eflcarnacion del V erbo,
la
Humanid ad de J esu Christo, su Pasion
y
Muerte , represen tad a por
la myrrlza ;
su
Divinidad, figurada en
el incienso,
y
Ia
fr agrancia de la Ley Evaugelica, que se
significa en los aromas
y
perfumes.
4
P arecen ser estas palabras de la
Es~
posa,
que
avergonzada de oirse alabat
D2