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EL CANTICO DE LOS CANTICOS.

ego

illi,

qui

pascitur

inter lilia

17

Donec

aspiret dies , et

inclinentur umbrae. Revertere:

similis

esto ,

dileete mi ,

capreae

que se le ausente , rti de perderle. Mi

amado , die

; es para m1 t&'do lo que

yo puedo d sear , Esposo, Padre

,

Sal–

vador , Amigo , M aestro , ProteB:or

y

to–

do mi bien :

y

yo soy para el el objeto

del mas t.ierno

y

excesivo amor. Todo lo

qua! conviene perf< Cl:amente a la Iglesia

en general ,

y

a

cada una de las almas,

que estando en gracia pueden justamen–

te gloriarse de Ia estrecha union que tie–

nen con Jesu Christo, imploran su

pre–

sencia

y

asistencia en esta vida ,

y

sus–

piran con las mayores ansias por aque–

lla vision perfeB:a

y

cumplida que se ha

d e consum

en los Cielos.

'

Esto se interpreta comunmente en

sentido aB:i

vo

,

conforme al Hebreo

y

a

los

LXX.

esto es , que tiene apacen–

tando o que. apacienta su ganado en–

tre

las azuce

s ;

quiere decir , que

conduce a sus fi.eles a los pastos mas

amenos , suaves

y

deliciosos : y en ellos

se entienden las sagradas Escrituras ,

los

SJcramentos , todo genero de virtudes,

os div inos atributos

y

mysterios ... con

que sustenta

y

da a li ento

a

las

al–

mas. Puede tambien explicarse en sen-·

tido pasivo :

que se apacienta entre

a–

zucenas

,

que halla sus delicias en es–

tar con los hijos de los hombres ; con

.iqueUos que conservfodose en pureza

de vida , clan de s1 olor subido

y

sua–

ve de santidad

y

de las principales vir–

tudes Christianas.

~

Aigunos Expositores :

H astct

que

sople el dia .

MS. 6.

Fasta que sala

cl

dia.

Quiere decir ,

hasta la tarde

;

por–

que siemp re al caer del Sol se levan–

ta un

ayu:e

blando ,

y

las sombras que

al mediodi a estaban como quedas , al

d eclinar d e el

crecen con t an

sensi–

bl e movimi ento , que parece que hu–

yen. As! e l Maestro L EON . Lo ql!al

conviene muy bien con Ia

Ietra : Que

p ace a su ganado entre azucenas has–

ta que viene la noche. Dios no d exa

de asistii: a los

suyos

con los

aux1lioi

para

el,

que pace entre

}OS }iriOS

I

17 Hasta

que apunte

el dia,

y

declinen las sombras

2 •

Vuelve–

te

3

:

se

semejante ' amado mio , a

de sn gracia

y

consuelos hasta la no-

• che , en la que por medio de un apa–

cible sueno pasan a despertar y ama–

necer en aq el dichoso dia que no co–

noceri

fin .

Pero mas comunmente:

H as–

ta que .

apimte

o vuelva

el

dia

,

que

es quando suele tambien sopla r un vie n–

to suave :

y

huyan

,

como se lee en

el Hebreo

,

o

sean movidas

las som–

bras , como en los Lxx. 1rnsta que ama–

nezca

el

dia eterno de la bienaventu–

ranza. El sentido viene a ser

el

mismo.

3

V

ucfl.vete luego volando como un

corzo de Ios que se crian en Jos montes

de Bether: asemejase

al enodio de los

cier–

vos

o

al cervctto.

La Esposa, sabiendo poi:

experiencia qufo dulce

y

quin impor–

tante le era la presencia del Esposo , le ·

pide que no se aparte nunca de su !a–

do;

y

que si alguna vez se ve · preci–

sado

a

hacerlo , vuelva Iuego a conso""

larla con aquella velocidad con que los

corzos saltan sobre

los

montes de Be–

ther. Estos tiempos de ausencia se . pue–

den emender d e aquellos en que pare–

ce que el Senor abandona por

uu

tiem–

po a su Iglesia

y

a

las almas , pe r!.

mitiendo que padezcan vio(entas per-.

secuciones , tentaciones

y

trabaj os , pa–

ra exercitar

y

probar su

fe ,

para acri–

solar su virtud

y

amor ,

y

para que

recurrieodo a el en todo trance , im–

ploren su socorro

y

s!stencia con fer–

vorosos ruegos , cgn continuas ligrimas,

y

con todo el esfuerzb de su corazoa.

Y

como todas las foerzas de!

infierao

no pueden ·prevalecer contra aqueUos, de

quienes el Senor es el escudo y amparo;

Psalm.

Lxxxv.

16.

por eso estin seguros

deque sus enemi gos con vergiienza

y

con–

fusion suya , veran como el Senor nunca

Jes falta , ni dexa de acudir a su socorro.

Segun

ADRICOMIO ,

estos montes de Be–

ther estaban en Ia Tribu de Benjamfo.

El

P.

CALMET

cree que son los de

Be–

thoria.,

no lejos de Jerusalem. En el He–

bnfo

~e

lee

li;'?v

o

por

el acento

R ey

~