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EL CANTICO DE LOS CANTICOS.
advenit : vox turturis audita est
in terra nostra.
13
Ficus protulit grossos
suos : vineae fiorentes dederunt
odorem suum. Surge , amica mea,
speciosa mea , et veni:
14 Columba mea, in forami–
nibus petrae , in caverna mace-
simas. Primeramente Jesu Christo, que
se llama
la jlor def campo ,
v.
r.
despues
su Santfsima Madre;
y
luego los Pasto–
res , los Magos, los Santos Inocentes, los
Ap6stoles , Discfpulos ,
y
otros innume–
rables Santos de que
foe
corr.puesta la I–
glesia de Jerusalem. Lo q1;lal igualmente
puede enrenclerse de toda la Iglesia uni–
versal ;
y
en otro sentido , de los fervo–
rosos d ese os y conatos con que muchas
almas puras "Spiran a su salud, imploran–
do para conseguirla el socorro del Cielo.
• MS.
6.
Tiempo de cuedar vino,
qne
suele ser a la salida de ! invierno. Secor–
tan de la vid los sarmientos inutiles para ·
que ella -de
fr~-D
en mayor abundancia.
En esto se. nos decl ara con quinto
~ui
dado hemos de cortar
y
separar de no–
sotros todo aquello que nos puede ser–
vir de estorbo para crecer en la virtud
y
in
el amor de Jesu Christo..
2
Otros segun el Hebreo :
El tiempo
de!
canto
de las aves y los paxarillos. La
t 6rtola busca lugares templados para pa–
sar el
invi~rno
, y vuelve en la primavera
a sus acostumbrados nidos , que fabrica
en lo alto de los a rboles ' y en lugares
solitarios
y
montuosos. Es un
ge rogl
~fi.co de
los
gemidos, soledad, penitencia,
pureza
y
otras viri:udes , qne comeozaron
a cultivarse en el campo de Jesu Christo.
Lo es tambieu de aguellas almas eleva..–
das , que apartadas del trato y bullicio
de los hombres , no quieren otro amante
ui otro
~ado
que a Jesu Christo, por
quien gi men ,
y
a qui en encaminan sus
llantos
y
amorosos suspiros.
3
Esto es, sus primeros frutos, que
nacen jun_tamente con las hojas , y llegan
.mas prontamente a su sazon . En estos se
seiialan primeramente todos los justos del
O!ntiguo Testamento, que fueron los pri-
pod a
1
ha venido :
la
voz de
la
t6r–
tola
2
se
ha oido ennuestra tierra.
13
La higuera echo fuera sus
brevas
3 :
las vifias
en
cierne die–
ion su fragrancia
4 •
Levantate,
a–
miga mia, hermosa mia,
y
ven:
14
Paloma mia, en las hendi–
du~as
de
l~
piedra
s
,
en
la
abertu-
meros frutos para el Cielo por la Resur–
reccion de Jesu Christo , que descendio
al Limbo ·para comunicarles una bien–
aventuranza cumplida con su presencia.
D espues de esto los Apostoles
y
Disd–
pulos de!
Sefi.or, y otros Santos muy
i–
lustres de la Iglesia de Jerusalem. El Es–
poso convida a la Esposa a que mire con
alegrfa y contento estos primeros .frutos
como indicios de la primera estacion ,
o
sea de los principios de la Ley de Gracia.
4
En estas vi·iias se representan las
I–
glesias de los Gentiles , qne esparcieron
y difondieron tan to e l olor de la Reli gion
Christiana , a la que en poqnlsimo ti em–
po se convirtieron muchos mill ares . Se
represeotan t ambien las Igledas particu–
lares ,
y
cada una de las almas , en las
quales , como expone
0RIGENES ,
sine>
h ay flores, no puede haber uvas ; sino
hay olor, tampoco habri sabor ; sino se
aplican al cultivo de su salud, no podrin
dar frutos de buenas obras, ni esparci r o–
lor de virtudes para edifica cion y aprove–
chamiento de sos pr6ximos.
5
En las qui ebras o huecos de las pie–
dras , y en
los
escondrijos de alguna pa–
red de edificio antiguo
r
caido como
sue~
le ha_ber en Ios campos, es en donde co–
munmente tienen su asiento
y
hacen su
nido las palomas campesinas y otras aves.
Por estas palabras convida el Esposo a su
amada Esposa a que salga a vivir en sa
compafila al retire>
y
soledad , en donde
a semej anza de
la
paloma no conozca o–
tro amor que el suyo: le dice que habite
en
los
huecos de las piedras , o en
la
a–
bertura del muro , asegurfodole.,que al lf
se le podri mostrar sin el menor
estorbo~
.pues
SU
:vista allf le Sera m
U
J
arnable ,
y
su voz muy suave y agradablc. La piedra
de que aqu1 se habla es
J
esu Christo ; las