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C A P I T U

L

0

I I.

3

Sicut

malus

inter

ligna

silvarum , sic dilectus meus in–

ter filios.

Sub

umbra

illius

quern

desideraveram , sedi : et

fructus

eius dulcis gutturi meo.

4

lntroduxit

me

in cellam

regada ; porque no es obra

!e

los hor–

i:elanos d el mundo ' sino flor qu e se sus–

tenra

y

crec:e con so la la influencia del

Cielo;

y

esti ce rcada de espi nas , por la

muchedumb re de diversas sctl:as de infi–

de lidad , hereglas

y

su1ersticiosas creen–

cia

que 'estin al rededo r de ell a , las

qoales procuran ahoga rla ; pero firme

y

segura es la promesa del Senor :

y

en–

tre estos go lpes, mi e11n'as mayores fue–

ren , mas cenrelleari la luz d e la ver–

d ad. M .

L EON.

Esto mi srno puede apli–

carse a las al mas de aque ll os

justos , a

quienes Dios sostiene con el poder y

aux11ios de so gracia , haciendo que d en

muestras de mayo r virtud , quanto son

peo res los exef!lplos que tienen a s·u yis–

ta,

y

han d e sufrir mas de aqu ellos que

les ce rcan ,

y

con qui cues

tienen ne–

cesariamente que vivir.

'

La Esposa , agradecida a los favo–

res del Esposo, le corresponde del mis–

mo modo , y

le

compara a un hermo-:

so manzano , que lleno de hojas y ri–

co de fruto , sobresale emre tod as las

ot ras plantas que le cercan en el bosque;

procurando hacer de el an elogio tanto

mayo r , quanto excede el manzano a la

azucena en el oloa., utilid ad Y• dulzu–

ra de sus fruras .

Ala sombra de aquel

a quien deseaba

,

me sentۥ;

esto

es,

llegue al fin de mis d eseos :

y

su /ru–

to dulce

a mi garganta ; con lo que ex–

plica habe r llegado a la perfeCl:a y sns–

pirada posesion d e su amado.

Entre los

hij'os

de Jos hombres , o enrre los otros

jovenes , a51 como en el verso p r

ceden~

te

entre las hiJtts.

Es de ad verrir, que

l a Esposa no compara aqul a su Espo–

so al cedro , cypres , p lirano o a la

palma , que son irboles al tos

y

creci–

dos; sino al manzano, que en compa–

racion d e los referidos es una planta muy

pequefi ,1 y humilde ; porque aqui lo que

Tom. VI.

3

Como

el

manzano entre los

arboles

de

las selvas'

asi.

mi am -

do

entre los hijos.

A

la

sombra de

aq uel a q uien deseaba , me sente:

y

su fruro duke a mi

garganta

1 •

4 Me

introduxo

en la

cama-

principalmente se ebcarece es la humil–

d ad

y

Ja Caridad con que la ettrna Sa–

bidurf a se anonado por el hombre: cosa

bien sabida es, que el manzano

y

su fru-

to era el sy mbolo y ge rogllfico del amor

entre los anti guo s. L os Padres comnn–

mente reconoceu en este arbol

i

aquel

en que el amor de J esu Christo le hizo

d ar la vida, crucificado entre dos ladro–

nes por la J1!dencion de los hombres ; los

qu ales , perdid a la just icia ori ginal por

el pecado de los primeros Pa

s, que–

d arpn como a rboles sil vestres ' que de

s! mismos no producen sino frutos amar–

gos , inutiles

y

dafiosos. L a sombra del

manzano se apetece mucho , porque es

muy fresca , suave

y

sal~ able

; y

su

fruta, tomad a

y

comid a en sazon, y i la

sombra del mismo irbol, causa uno de

los mayores rccreos

y

delicias. La Igle-

si a ,

y

todas las almas saotas hall an su

refri gerio y perfeCl:o descanw i la sombra •

de J esu Christo crucificado, con quien

se

unen fntirnatnente , de qoi en reciben

la abund ancia

y

colmo de todos los bie–

nes

y

delicias ,

y

baxo de cuya protec–

cion es ti o a cubierto de las asechanzas,

persecuciones , odios y

estratagemas de

todos sus enemi gos. En el .Hebreo se lee

m:Jl!hi

m1~n l~JC:J

en su sombra desee

• •1 -

T l

; I -

I

l

)

o -.:o t3icie,

y

$enteme.

I.,a Esposa pidiendo

a

SU

Esposo

SU

sombra

y

p roteccion eara

Ja

~da

presente , suspira p or

SU

perfeCl:a

feli cidad, y por su cumplido gozo en la

pat ric1 C eles ti al, para contempl

r

e de a–

siento,

y

verle cara a cara , y no s amen re

como ahora por en igma s, y con velos.que

se lo ocultan.

Y

a este mismo sentido se

puede tambi en reduci1· el texto d e la Vul-

0

gata. Todos los favores

y

moestras de a–

mor con que el Senor consuela y regala a

sus am igos , se han de enteodcr siem–

pre con la proporcion de qoe son ca–

paces mientr as viven en

este mundo.

c