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CAPITUL ·O

I I.

19

6

La izquierda de

el

debaxo

de

mi

cabeza,

y

su derecha abra–

zarmeha

r.

6

Laeva eius sub capite meo,

et dextera

illius amplexabitur

me.

7

Adiuro vos , filiae

Ierusa~

lem , pe_r capreas cervosque cam–

porum , ne suscitetis, neque evi–

gilare facia tis dilectam, quoad–

usque ipsa velit.

cendidas ll amas de amor Divioo en que se

abrasaban, pedian a Pios que las ternpla–

se;

pero al mismo tiempo no suspiraban

sin ccsa r por o tra cosa , que por aquella

misma que las hacia caer en d esfall eci-

icnros

y

dcliqui os . Las .fl.ores

y

manza–

ll <tlS

que pide la Esposa para volver de su

d esmayo, son las fl ores

y

fruto de aquel

mismo arbo l a cuya sombra se habia

seotado. Supr.

v.

3.

Con las pal abras

y

exemplos de Chdsto crocificado se con–

soelan las al mas en el tedio

y

amargura

d e est a su pe regr in acion ,

y

con el las clan

esfoerzo a su afligido

y

angustiado corazon.

La d esmayada Esposa , viendose

pronta a caer , pide a su Esposo que la

sostenga eotre sos brazos ;

y

el Esposo

no 1.'.lciendose sordo a sos ruegos , ll ego

Ju ego ,

y

tomandola , puso Ia izquierda

deb dxo de su cabeza , abrazando el cuer–

po con la derecha ; en cuya situacion se

qued6 dormida. Un alma herida del amor

Di vino , en nin guna cosa 1rnlla recreo ni

mcdicin a pa ra su dolencia

y

herida, sino en

wDivino Esposo J es uChristo.Desea pues

qu e su amado sea su {mico con suelo

y

rep arado r en sus amorosos desfallccimien–

tos: qniere que

l~osteng a

con su izquier–

da , en que se flguran los mystehos o–

b rndos po r ella en su came ·mortal : pide

que la abrace con su derecha ,-es to es, con

el poder de su Divinidad ;

y

de este mo–

do se adormece

y

queda

sos~gada',

pues–

ta toda en los brazos de su Providencia.

Puede tambien entenclerse por la

izquier–

da .,

la gracia

con qu

een la vida presen–

te consuela el

Sefi.or

y

sostiene a las alma_s

.fieles ;

y

por la

d

erecha

,

Ia felicidad eter–

na de la vida venidera que el mismo

les

ti ene rese rvada. BossuET pone fin aquf al

primer dia de las bodas, de los siete en

que divide t oda

la

accion de este Libro.

Tom.

VI.

0

7

Conjuroos, hijas de Jerusa–

lem , por las corzas

y

por los·cier–

vos de los campos, que no desper–

teis, ni hagais estar en vela a la

amada hasta que ella quiera

2 •

2

Adorm.ecida asf entre los brazos del

Esposo , la recost6 es te blandamente

y

con mucho ti ento sobre el Jecho , encar–

gando a las doncellas compafieras de

la

Esposa ,

y

conjurfodolas por lo que mas

apete;:ciao , que era perseguir las fieras de

caza ,

y

deseandolas todo buen suceso en

ella , que no la interrumpiesen el suefio,

y

que la dexasen reposar has ta que ella

por sJ. misma despertase. Debese adverrir

aqui de paso '· que las done

las de Pa–

l~s tina,

asi como las de Tvro sus veci–

nas, muy distantes de laJ delicadeza

y

desidia de nuestros tiempos , se emplea–

ban ·en obras duras

y

penosas ,

y

en~re

ellas en el exercicio de la aza. Las cabras

monteses , o co rz ;is

y

cie rvos que aqui

se nombran , son apaci bles , hermosas,

y

de que gustan mucho

los

cazadores ; las

primeras en Griego se Haman

O'oprtd:O'i:,-,

a?ro

'rOV

oopM.ElV,

por la perspicacia dee

vista que tienen. En estas se representan

los

P atri arcas , Prophetas

y

Ap6stoles ,

a.

quienes tan to aman

los hiJos de

f,,i

paz ;

esto es ,

los

verdaderos fieles. A estos

pues conjura el Esposo , que no inquie–

ten a su amada,

y

que la dexen reposar

en su contempl ac ion , hasta que la refra

razon

y

la caridad la obliguen a interrum-

ir algun t an to su trato interior con Dios,

y

se levante p ara asistir

y

acudir a su

~·oxi mo.

As!

S.

GREGORIO

y

S.

BER–

NARDO.

Los

Patriarcas

y

los

Prophetas

con la .perspioacia

y

viveza df. su vista al–

canzaron y prophetizaron

la

enida del

Messfas : esros

y

los

Ap6stoles estu–

vieron expuestos a las emboscadas

y

ase–

chanzas de los cazadores de este mundo:

aquellos por fe ,

y

estos personalmente,

acudiran a la fuente de Jesu Christo,

y

hacienda salir de las cavernas las serpien–

tes de

la

infid elidad

y

de 'los

vicios,

las

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