CAPITULO
I.
oculi tui columbarum.
15
jEcce tu pulcher
es,
di–
leete mi , et
decorus
!
Lectulus
noster
fl
or id
us :
16
Tigna
domorum
nostra–
rum
cedrina , laqu'earia
nostra
cypressina.
terior. La primera consiste en
la
devocion
y aparato externo con que se emplean en
fia r cul to
y
adoraciones al Sefior. La se–
gund a se fonda en la justicia interior, que
procede de una viva
fe
con que se los o–
frecen, y que hace que le sean agradables.
t
Habla aqui de las palomas de Sy–
ria y de Africa , que se Haman Tripoli–
nas , cuyos ojos son may perspicaces,
y
de
un color y viveza extraordinaria. Se
sigoifica en esto el ojo espiritual de
la
rell:a intencion , que es el que debe diri–
gir todas las acciones del alma :
MATTH.
x.
16. VI. 12.
v.
28. 29.
La simplicidad
tambi cn , y siogularmente la perspicacia
de la I glesia para discernir tedo aquello
que pertenece a la
fe,
al ctdto de Dios
y a las costumbres. S. BERNARDO
Serm.
XL
v. in Cant.
dice : Que quando cl Es–
poso llama aqu1 a la Esposa dos veces her·
mosa ,
y
le atribuye
los
.ojos de las pa–
Jomas ; en el mismo hecho de dedrselo
le dio efeCl:ivamente esta doble hermosu–
ra , simplicidad
y
perspicacia de ojos ;
y
que por esto con estos ojos perspicaces
vio luego que
a~ellos
encomios de una
perfell:a hermosura
conve~an
mas bien
a su Esposo , por lo qua! inmediatamen–
te se los aplica a el
y
repite.
z
MS. 6.
E
que apuesto.
Amado mio,
le replica la Esposa , no reconozco en
rnf
otra cosa de mf 1nisma que fealdad
y
negrura. Si soy hermosa, te lo debo a
t1;
f
csta hermosura que se registra en
m1,
comparada con la tuya, nada es.
Tu,
Es–
poso mio , eres verdaderamente
y
solo el
hermoso, que segun tu Divinidad eres el
resplandor
y
la lumbre del Padre ;
y
se–
gun tu Humanidad, por la union hypos–
tatica con el
V
erbo, eres el lleoo de gra-
eres
tu
!
tus
ojos de palomas
1 •
15
i
0
que
hermoso eres
tu
amado
mio,
y
gracioso
2
!
Nues~
tro
Jecho
es
florido
3 :
16
Los cabdos
4
de nues–
tras casas de cedro ,
los arteso–
nados de
cypress~
cia entre todus los hijos de los hombres, .
y la fuente
y
orlgen de toda la que hay
en cllos, As! S. AGUSTIN yS. BERNARDO.
3
En el
!echo
se rep resenta t ambien
la
Santa Humanidad de nuestro Senor Je–
su Christo. Dice-
nuestro
,
significando
que tomo nuestra misma naturaleza pa–
ra sanarla
y
santificarla :
y
iue es
.ftori–
<jo
,
esto es , adornado de tod as las gra–
cias , bendiciones
y
clones del Cielo. El
alma por su parte , para que este !echo
sea un albergue propio de la grandeza
y
magestad,de ta! Esposo ,.iebe estar ador–
nada de lai principales virtudes , que la
hagan digna de recibirle,
y
de onirse con
~I
estrechamente.
4
FERRAR.
V{g-as de nuestras casai
alarz es: nuestros corredores abetos.
Es·
ta es una descripcion de. un P alacio mag!
nffico , espacioso , y qua! convenia que
foese el de un Rey tan poderoso como
Salomon. En el habia mochas
y
varias
habitaciones o
separaciones
ricamente
adorn adas , concurriendo todas
a
formar
un edificio el mas vistoso
y
hermoso que
se
conocia. E sta es una viva figura de l;i
. erdadera Iglesia , que abraza
y
compre-
hende en sl otras Igl esias particul:i res,
iue todas se reunen et1 ella por medio de
Ja Comunion con el Pontlficc Romano,
que es el centro de la nni da d.
Y
lo mis–
mo se puede dec ir de. las "
as de los
justos , reunido s todos por caridad con
su C abeza , que es
J
esu Christo.
$
El ce::l ro y el cypres, cuya made–
ra es .firme , incorruptible
y
de bnen
olor , representan la fir.m eza , es tabilidad
y
adorno de la Igl esia , y el buen olo r
de virtudes que debe resplandecer en ca–
da
uno de sus miembros.
J,
C<Jrinth.
1.
1 )-
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