CAP ITU LO I . .
II
anima mea , ubi pascas , ubi cu–
bes in meridie , ne vagari inci–
piam post greges sodalium tuo-
rum.
7 Si ignoras te , o pulcher–
rima inter mulieres , egredere,
et abi post vestigia gregum , et
bafi a preguotando por
tf
a los otros pas–
tores. Y asi justo es que me lo digas,
porque no ande yo descaminada como
si fuera una muger de ma! vivir. El al–
ma
Ji.elque busca a su verdadero y buen
Pastor que es Jesu Christo, no oye la
voz de otro : a el pide que le mues–
ne el Ingar de su descanso ; porque de
otra manera andara perdida.
Psalm.xxu.
I.
2 .
4. IoANN. x.
3.
4.
6.
Lo qua! se
expresa aun mas vivamente en el He–
breo , en donde se dice : (
Que por que
sere Como la
qu~
se aparta hacia los
hatos de sus cornpaiteros
?
o como la que
se cubre y arreboza,
q~e
es to tambien
sig~
nifica el participio
i)!~
V
nghoteiah;
por–
que este era el distintivo de las mugeres
p erdidas y sin vergiienza ; y as! vemos
que Thamar uso de este mismo arrificio
para sorprehender a Juda su suegro.
Ge–
nes.
XXXVJII.
14.
I
5.
1.
Esta respuesta , como observe
SAN
AGUSTIN ,
va mezclada de reprehension
y
de dulzura. Si tu , Esposa mia , di–
ces, que no sabes donde yo reposo, don–
de t engo mis pastos .. • das en esto
a
emender que no te · conoces a
t1
mis-·
ma ; porque debias saber que tu eres
el luga r de
mi~astos
, y el lugar de
mi reposo ; pues por
es~
te hice yo
tan hermosa. Sino te conoces
a
tf mis–
ma ' y que siendo unica y para ' no
te paede contaminal' el trato y conver–
sacion de mis fingidos y malos compa–
neros. ... sino te conoces por tal , sal
fuera , ve siguiendo los rastros de esos
rebafi.osque andan extraviados ; ve a
apacentar ms cabritos junro. a las ca–
banas , no del pastor , sino de los pas–
tores ; no en la unidad , sino en
la
di–
vision : porqae entonces no estaras en
donde es uno solo el pastor ,
y
uno
solo
el rebafi.o. As!
SAN
AGUSTIN.
Es-
Tom.
VI.
•
amor de mi alma, donde apacien–
tas, donde sesreas al mediodia,
para que no vaya vagueando tras
los hatos
de tus
cornpa.fieros.
7 Sino te conoces
1
,
o hermo–
sisima entre las mugeres, sal,
y
ve
siguiendo
:i
los rastros de los reba-
•
tas palabras del Esposo son solamente
de amenaza , porque la I glesi a Cath6-
1ica no puede separarse de Chris to , ni
fr
en pos de falsos Pastores que sean.
Maestros del error : solo puede esto ve–
rificarse,
y
se ha verificado muchas ve–
ces de las Iglesias parti cula res. As!
que
las sobredichas p alabras miran principa l–
mente a que conozcan la grand& dicha
que gozan todos aquellos
qu~
·W.e nen la
suerte de estar en su
uni~d ;~
y que
hagan el mayor aprecio de esta
felici–
Clad , contando por el mayor de todos
los
males la separacion de! {rnico re–
bafio ' de qHien es Christo la Cabeza in–
visible , y
la
visible el iontltice Roma–
no. No hay mal qae no deba temer la
Esposa ; upa alma , sino se conoce a s1
misma; si, ignora
a
semejanza de quien
foe criada ; de que pecados foe Jibra–
da ; y para que fin foe destinada ;
i
si se separa de los verd aderos Pasto–
res y Ministros de J esu Christo.
" El Hebreo :
Sino te lo sabes
,
o
hermosa entre las mugeres
,
salte en
rastros de! ganado
,
y
apacienta tus
cabritos cerca de las cab.,iitas de los
pastores.
Esto es : Sino lo sabes , ve
~ig uiendo
los rastros del ganado que ya
. l.e) ;
o ve en pos de tus cabritos,
que
'z-iro~
por la cosmmbre de orras veces,
fi
por instinto y amor namral que los
guia
a
sus madres , te ll evario
a
don–
de tieneo su pas to , que e, el luga r
en
donde yo estoy con
los
as p asto–
res. A las muge res ordinariamente por
ser mas delicadas , no las ponen en re–
cios trabajos : si el marido cava , ella
qui ta las pied ras; si el poda ' ella coge los
sarmieoros; si el siega , ella hacina : y as!
si el marido trae el ganado mayor , ella
suele trae r el menudo. P ara hall ar
a
Dios
aun en las cosas brutas
y
sit1 razon t ene-
B
z
•
•